Por Federico Gastón Addisi*
El pasado 3 de febrero se cumplieron 164 años de la derrota nacional en Caseros.
No entraremos aquí en un análisis histórico-militar de lo que fueron estas acciones; más bien nos referiremos a las causas aparentes que desataron el conflicto y sus consecuencias.
Caseros fue una derrota Argentina. Allí se enfrentó la Confederación, al mando de su jefe, el Brigadier General Juan Manuel de Rosas contra el Imperio de Brasil, aliado con fuerzas uruguayas, tropas correntinas y entrerrianas fundamentalmente. Todas ellas al mando del General Urquiza. Para el Imperio de Brasil la política conocida como “sistema americano” y la influencia de Rosas sosteniendo a los patriotas de Uruguay, con Oribe a la cabeza, era un verdadero trastorno a su pretensión de hegemonía geopolítica en la región. Además, Brasil aún quería “lavar la afrenta” de la derrota que le propinara Argentina en Ituzaingó. Todo esto acicateado convenientemente por la influencia de la diplomacia británica que pretendía constituir un estado tapón (ni brasilero ni argentino en Uruguay), y consolidar el libre comercio con la región a través de la libre navegación de los ríos interiores. Medida a la que Rosas, en defensa de la soberanía se negaba terminantemente a aplicar.
Pero Brasil estimaba que sólo no podía llevar adelante la empresa. Y no encontró mejor forma que fogonear la ambición de Urquiza para que este –por los motivos que fuere, entre los que no estuvo excluido el soborno- traicionara a su país y combatiera del lado brasileño.
A cambio de la ayuda extranjera para su empresa interna, Urquiza renunciaba a derechos inherentes a nuestra soberanía y precipitaba la desintegración de la patria. Brasil ganaba el territorio paraguayo librado a su influjo, la ocupación del Uruguay, el libre acceso por nuestras vías fluviales a su provincia del Mato Grosso y un derecho real de hipoteca como acreedor privilegiado sobre todos los recursos de dos provincias argentinas.
A Urquiza lo perjudicaba la política de Rosas de la Ley de Aduanas y las cargas impositivas con que se gravaban ciertos productos.
Las causas aparentes, o por lo menos, las declamadas por Urquiza en su conocido Pronunciamiento eran; la negativa por parte de Rosas de sancionar una Constitución, la necesidad de acabar con las divisiones y lograr la unidad nacional, entre otros objetivos menores.
Lo cierto es que la Confederación funcionaba jurídicamente a la perfección con la aplicación de los conocidos “pactos preexistentes”, en particular el “Pacto Federal”, y que la convocatoria para dictar una Constitución si bien estaba en los planes de Rosas, no constituía una prioridad, cercado como estaba, con guerras intestinas y agresiones externas.
En cuanto a la unidad nacional era algo que Don Juan Manuel siempre buscó, sobre todo manteniendo la unidad territorial, y tratando de desarrollar un incipiente proceso industrial que hiciera viable las economías regionales, todo esto bajo el instrumento de la Ley de Aduana.
Ese era el escenario en 1852.
El 3 de febrero tuvo lugar en el Palomar de Caseros el enfrentamiento entre el Ejercito de la Confederación (cerca de 20.000 hombres) y el llamado “Ejercito Grande” (unos 22.000). La batalla se decidió en favor de las fuerzas internacionales y las tropas brasileras entraron en Buenos Aires.
¿Y cuáles fueron las consecuencias?
1) Pérdida definitiva de la Misiones Orientales que correspondía por derecho a la Argentina y se cedió con motivo de los pactos firmados por Urquiza al entrar en alianza con los brasileños.
2) Renuncia a la soberanía sobre nuestros ríos interiores, regalando vilmente lo que se había conseguido luego de tantos años de bloqueo y sangre argentina derramada.
3) Derogación de la Ley de Aduanas (primer acto de gobierno de la administración que sucede a Rosas). Esto significó la ruina de la naciente industria nacional y la entrega de nuestro mercado interno al poder económico predominantemente inglés.
4) Endeudamiento externo a favor del Brasil, ya que después de Caseros se reconoce como deuda de la Confederación (es lo que Urquiza había firmado con el Imperio) los fondos facilitados para financiar la campaña contra Rosas.
5) Abandono de la firme política exterior llevada adelante por Don Juan Manuel, conocida como “Sistema Americano”.
6) Pérdida del Uruguay que a la sazón quedará como un estado tapón bajo influencia británica.
7) Finalmente, el triunfo de Urquiza trajo una consecuencia no buscada: la rebelión de la provincia de Buenos Aires contra su autoridad a través de la revolución del 11 de septiembre de 1852, y su erección en Estado separado. Este acontecimiento abría una nueva etapa de guerras civiles entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina que recién se cerraría con la represión a sangre y fuego de los levantamientos del interior encabezados por Peñaloza, Varela, Lopez Jordan; ahogados en sangre por Mitre y Sarmiento.
8) Las consecuencias de la Derrota Argentina y la caída de Rosas fueron tan funestas, y la sanción de la Constitución tan inútil para solucionar los problemas políticos que el mismo Urquiza expresó: “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Mayo de 1852. Urquiza al representante inglés Gore, al partir para reunirse para el encuentro de San Nicolás. (J. M. Rosa Hist.Arg.. Tomo VI. P.34)
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (1858. Justo José de Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. del Autor. Bs. As. 1948.)
*FEDERICO GASTON ADDISI es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).