«La suba de la energía y los combustibles son causa de la estampida inflacionaria y el aumento del costo productivo argentino»
Por Fernando Solanas *
La baja mundial del precio del crudo le ofrece a la Argentina la posibilidad única de recuperar los activos hidrocarburíferos y su renta. A contramano de lo que sucede en el mundo, el precio de los combustibles en el país subió y las petroleras reciben millonarios e injustificados subsidios anuales por encima del precio internacional, que equivalen a tres o cuatro presupuestos nacionales de salud y a seis de la Asignación Universal por Hijo.
¿Hasta cuando se va a permitir que le sigan robando a los usuarios, automovilistas, transportistas, con aumentos indebidos cuando el petróleo bajó a menos de la mitad y el costo del barril está entre 12 y 15 dólares? ¿Cuál es la razón para que el gobierno Macri continúe con la misma política de subsidios petroleros que iniciaron Cristina Kirchner y Kicillof? El abuso es tal, que las petroleras chantajean a los trabajadores con despidos y suspensiones o parar la producción si no se las compensa. Ante esta situación, el Estado debería recuperar las concesiones por incumplimiento contractual, asegurar el abastecimiento y las fuentes de trabajo y puede hacerlo.
La suba de la energía y los combustibles son causa de la estampida inflacionaria y el aumento del costo productivo argentino. En todos los países se produce y vende a precio del mercado internacional.
Lo venimos alertando que desde hace 25 años se cumplió: la privatización petrolera terminó en un rotundo fracaso.
Lejos de aumentar las reservas e inversiones, los yacimientos se vaciaron sin reponer lo extraído y perdimos el autoabastecimiento. El modelo de concesiones de Menem fue una operación de vaciamiento y corrupción que le sacó al país los recursos para su crecimiento. La renta petrolera se giraba al extranjero en vez de invertirse en los yacimientos. La desvergüenza no tuvo límites: la reforma de la ley de hidrocarburos que hizo votar Cristina Kirchner prorrogó las concesiones sin licitación ni pago de canon: en 35 años las petroleras se llevarán más de u$s 300.000 millones.
La energía y el petróleo son insumos estratégicos que no pueden quedar en manos de quienes solo tienen como objetivo rentas extraordinarias. Hay que proteger los territorios de daños y estragos ambientales. Más de 5.000 accidentes se denuncian por año: el suelo está contaminado con derrames y desechos petroleros y las napas de agua potable con hidrocarburos. Se debe impulsar las energías limpias y renovables para cambiar nuestra contaminante matriz energética: 90% de energías fósiles.
Sin controles públicos la contaminación y la corrupción continuarán: las petroleras extraen crudo a declaración jurada sin ningún control. Es un caso único en el mundo: han reemplazado la extracción de petróleo por la extracción de subsidios. Asociados con dirigencias corruptas, las petroleras multiplican sus rentas extrayendo subsidios del Estado.
Este año se llevarán subsidios al crudo por u$s 6.500 millones, subsidios al gas natural de u$s 4,50 el millón de BTU-y subsidios a la exportación de crudo a EEUU de British Petroleum, Bridas y Ocinoc a u$s 10 por barril. El total de subsidios rondará los u$s 10.000 millones, con lo que se podría adquirir a precios actuales casi todas las concesiones.
Como sucede en los países soberanos, quienes no pueden producir a precios del mercado, deben dejar las concesiones: la Nación y las provincias tienen la capacidad técnica y los operarios para recuperarlas, asegurar la soberanía energética y el empleo. Ellos crearon la primera industria petrolera del continente. La dirigencia nacional -política, social, sindical, industrial- debe pronunciarse e impulsar un gran movimiento de opinión por la recuperación de las concesiones y el fin de los subsidios. Bolivia: nacionalizó, renegoció contratos de servicios y hoy recupera 15 veces más renta. Brasil no sería la potencia que es sin el aporte de Petrobrás.
Retomemos la gran política de Estado que desde Yrigoyen y Perón, hasta Alfonsín: la renta petrolera quedaba en el país para crecer, asegurar energía y estabilidad a los trabajadores. Los activos petroleros valen hoy la mitad de lo que valían cuando se compró YPF y seguirán bajos hasta el 2020. No perdamos la oportunidad de recuperarlos.
* Por Fernando Solanas (senador nacional Proyecto Sur – CABA)