22 de noviembre de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Ese caballo de Troya llamado TikTok

Por Mariano Yakimavicius

Se prohibió la instalación y uso de la aplicación de origen chino en los teléfonos oficiales de Canadá, la Unión Europea y los Estados Unidos.

El funcionariado de varios países y de la Unión Europea (UE) no podrán utilizar TikTok en sus dispositivos oficiales debido a los recelos que la popular aplicación de video china despierta entre los gobiernos occidentales. No son los únicos. En Taiwán tampoco se permite a los agentes gubernamentales su uso, y en India se prohibió completamente la aplicación en 2020, después de una disputa geopolítica con China. En Afganistán, Pakistán e Irán también censuraron esta app, pero porque se considera que contradice los valores sociales locales.

¿Qué hay detrás de la desconfianza?

Recelo occidental

TikTok es una aplicación de video, propiedad de la empresa china ByteDance Ltd., que cuenta con una enorme popularidad, especialmente entre usuarios y usuarias jóvenes. La misma empresa estima que el 33 por ciento de quienes usan la app tiene entre 16 y 24 años.

Esta aplicación experimentó un gran crecimiento en los últimos años, hasta convertirse en la primera que no es propiedad de Meta en alcanzar las 3 mil millones de descargas mundiales. Cabe aclarar que Meta es la empresa de tecnología dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp, considerada una de las cinco mayores a nivel mundial junto con Microsoft, Amazon, Apple y Alphabet (Google). Todas ellas occidentales.

La acusación contra TikTok apunta contra la recopilación de datos que la aplicación hace de sus usuarios y usuarias, y de la posibilidad de que dichos datos pudieran ser adquiridos por el gobierno chino. En definitiva, los críticos acusan a la app de ser un “caballo de Troya”, aparentemente inofensiva pero un arma potencialmente muy peligrosa. Especialmente si se tiene en cuenta la capacidad de incidir en la voluntad de las personas usuarias, ya sea a través de la propagación de información favorable como desfavorable a distintos intereses y, más aún, si un tercio de quienes usan la app son personas jóvenes, nativas digitales y que crecieron junto al uso y consumo de productos de esta naturaleza.

¿Qué hay de cierto?

Un estudio sobre ciberseguridad publicado en julio de 2022 por la organización australiana Internet 2.0 señaló que la aplicación lleva a cabo una “recolección excesiva de datos”. Sus investigadores estudiaron el código fuente de la aplicación y aseguraron que recogía datos como la localización de los usuarios, qué terminal estaban usando y qué otras aplicaciones había en el dispositivo.

Otra organización llamada Citizen Lab, de origen canadiense, llevó a cabo un test parecido que concluyó que “en comparación con otras plataformas de redes sociales populares, TikTok recoge el mismo tipo de datos para rastrear el comportamiento de los usuarios”.

Por su parte, el FBI estadounidense afirma que el gobierno chino podría “controlar las recomendaciones del algoritmo, lo que podría utilizarse para operaciones de influencia”. Es decir, que el gobierno chino podría intentar manipular a las personas usuarias de TikTok a través de las publicaciones que la aplicación les recomienda.

Las sospechas se ven abonadas entre otras cosas, por el hecho de que la aplicación hermana de TikTok, Douyin, que solo está disponible en China, está fuertemente censurada y estaría diseñada para alentar sólo la viralización de material considerado “educativo y sano”. También por el hecho de que en China, todas las redes sociales están fuertemente censuradas y mediante un férreo control se elimina todo el contenido crítico del gobierno o que se considera que podría provocar disturbios políticos.

Independientemente de todo lo anterior, cabe preguntar qué datos efectivamente recopila TikTok de las personas que la usan. Estos incluyen: los videos que son vistos y comentados, datos de localización geográfica, modelo de teléfono móvil del usuario, sistema operativo utilizado, ritmo de tipeo al escribir, y una revelación que despertó particular atención, a saber, la lectura regular de los portapapeles, que incluyen todo lo que se copia y pega en el dispositivo en el que se usa la app. También debe decirse en este punto que esa acción se repite en muchas otras aplicaciones, como la de Reddit, la de LinkedIn, la del New York Times y la de la BBC, sin que nadie fuera a denunciar ese tipo de prácticas.

En suma, los datos que TikTok recopila parecen ser comparables a los que guardan otras redes sociales sedientas de datos como Facebook o Instagram.

El temor principal es entonces que los datos sensibles pertenecientes al funcionariado de numerosos países occidentales se encontraran en riesgo de terminar en poder del Partido Comunista chino. Desde TikTok han insistido en repetidas ocasiones en que los datos son recopilados y almacenados fuera de China.

¿En qué se funda entonces el temor occidental? Al igual que con la fábrica de teléfonos móviles Huawei, los argumentos en contra de TikTok se basan en la posibilidad teórica de que el gobierno chino obligara a ByteDance a entregar los datos sobre sus usuarios y usuarias en el extranjero de acuerdo a las normas chinas. Concretamente, la Ley de Seguridad Nacional de China de 2017, obliga a cualquier organización o ciudadano/a a “apoyar, ayudar y cooperar con el trabajo de inteligencia estatal”.

La importancia del cuestionamiento a TikTok

El caso de TikTok es relevante por varias razones. Pone en tela de juicio la manipulación de todas las redes sociales en cuanto espacios de encuentro. Todos los espacios, sean físicos o digitales son, en definitiva, políticos. En este sentido, TikTok importa en tanto es un marco aceptado para el desarrollo de nuevos lenguajes y discursos, y en tanto pieza en un tablero geopolítico en constante tensión. El uso de los datos en las redes sociales ya sea para direccionar tanto “relatos” favorables como “noticias falsas” es lo que está en la mesa de discusión. Y esto es aplicable tanto a preferencias de uso y consumo de productos comerciales como de elecciones políticas e ideológicas.

Además, mientras lo digital ocupa cada vez más espacio y tiempo en la vida humana, el crecimiento y la popularización de TikTok a escala global significa la ruptura del monopolio occidental en el podio de las grandes redes. Los gobiernos de las potencias occidentales saben que la obtención de datos que puede hacer China teniendo bajo su ala una red de esa escala es fenomenal. ¿Por qué lo saben? Porque llevan años beneficiándose en el dominio de ese monopolio.

La disputa y los cuestionamientos sobre los espacios digitales forman parte de una competencia mayor y sin cuartel por la primacía científica y tecnológica que despliegan los dos bloques de poder que se disputan la hegemonía global, uno representado por los Estados Unidos y sus aliados y el otro por China y sus aliados. El cuestionamiento sobre TikTok refleja entonces una disputa de poder global.

Cada día que pasa se achica la diferencia entre la influencia que puede ejercer uno y otro bloque de poder sobre los mercados y sobre la política internacionales. Es por eso que el caso de TikTok y todos los que vendrán en el marco de esta disputa entre polos, importan y mucho.

¿Es entonces TikTok un caballo de Troya? Si, al igual que el resto de las aplicaciones de características similares. Lo importante es saber quién es el griego que envió el regalo.