“Esto es lo más grande que he dado al pueblo argentino: el empoderamiento popular, el empoderamiento ciudadano, el empoderamiento de las libertades, el empoderamiento de los derechos”. Hace aproximadamente un año, aquel 9 de diciembre de 2015, Cristina Fernández de Kirchner hacía su última aparición pública como Presidente de la Nación en la Plaza de Mayo. La manifestación popular del kirchnerismo aún contaba con el dinero del Estado para su movilización, de eso hoy, queda poco y nada.
Cristina Fernández hace sus mini actos en las escalinatas de Comodoro Py, sus chances electorales están devastadas (no creo en las encuesta), el tiempo, el destino y la justicia le van dejando huellas imposibles de ocultar; su carisma se va apagando como el sol cuando se pierde irremediablemente en el horizonte; varios de sus ex funcionarios o están presos o lo estarán más temprano que tarde. Su vida, es la triste historia de la mentira, de un relato que se mantuvo en el tiempo; cuando se estudie en el Claustro Universitario la vida completa de Cristina, descubrirán que vivió en su ficción desde sus años juveniles. Sus sueños de grandeza, no sólo le hicieron daño a ella, sino a todos los argentinos. El daño es imperceptible aún hoy, con el transcurrir de los años el mundo se asombrará de la matriz delictiva del gobierno que ella encabezó. Se sabrá que fue una banda que operó desde el Estado, dejando un país al borde del precipicio, de la angustia y la desazón.
“Estoy convencida de que este país, nuestra Patria la dejamos sembrada de trabajadores, sembrada de intelectuales, sembrada de empresas, de artistas, de científicos, de docentes, de alumnos, de jóvenes incorporados a la política”.
Nuestra Patria, la que ella le dejó a Mauricio Macri, la dejó sembrada de pobres, de empresas quebradas, sembrada de odios, sembrada de estadísticas inexistentes, de artistas sospechados por corrupción, de intelectuales que sólo con escucharlos sabíamos que país nos dejaban, de jóvenes incorporados a la política con la creencia que la secta y la exclusión del que piensa distinto, no es nada más que su enemigo; un paradigmático discurso a sólo 12 meses, que nos deja ver, hace 5 minutos, en manos de quién estábamos. Es un daño colateral, que nos llevará muchos años enmendarlo. La grieta, es una maldita grieta que no me permite hablar con mis hijos, con los que no hace mucho fueron mis amigos, con buenos conocidos que ya no son tal, con compañeros que sólo hablamos de fútbol. La grieta, esa puta grieta, me marco, nos marco a todos; hay un sector, pequeño por cierto, que desea fervientemente que al gobierno le vaya mal, que las hordas populares (que no existen) lo volteen mañana. Maradona (que por supuesto es inimputable), le desea a Macri, mientras festeja la obtención de la Copa Davis, “que espera que pueda cortar el pan dulce”. Sobrevuela en ellos la visión ya añeja del helicóptero que termino con Fernando de la Rúa, que termino con un país, ¿se puede desear tanto daño para todos… y todas?
La mujer que quiso emular a Evita, terminará sus días en la Santa Cruz de los Kirchner, recordando aquel 54% que obtuvo en el año 2011; recordará mientras juega con sus nietos… “El ahora vamos por todo”. Volverán a su memoria viejas imágenes del relato, del Poder, del Empoderamiento. Deseo de corazón, por la imagen de Argentina, que la justicia no encuentre nada de los manejos en la función pública de Cristina Fernández; deseo que no conozca la cárcel, no es el lugar para una dama. Yo le deseo lo mejor… porque quiero la Paz de todos los argentinos.
*Periodista-Escritor/@naranjo_claudio
*Autor de: “Colombia… capital de los infiernos”-“Doble Agente”-“Los Apropiadores”-“Muchos dedos en el gatillo”, entre otros títulos.
*1986: Congresal provincial (PJ)
*1991: Candidato Diputado Nacional (PJ)
*1995: Candidato a Intendente Esteban Echeverría (PJ)