La decadencia Argentina es evidente y parece no tener fin -siendo éste un rasgo de la misma-.
¿Y quién ha de ser responsable? No dudamos. La dirigencia que rige los destinos de la Patria. Sobre todo la cleptocracia política, desde ya.
En tren de certezas no es disparatado afirmar también que nuestro país se ha vuelto invivible. Y esto sucede porque con el diagnóstico de marras se debería hablar de un país inviable. Al menos con estos actores…y con estos espectadores.
El viejo Lenin -que en nada me simpatiza- diría que estan dadas las condiciones objetivas; más no así, las subjetivas. Puesto que el Partido que debería conducir la Revolución Restauradora de lo Nacional no existe. Por tanto no hay conducción que guíe el proceso de cambio.
Que Argentina merece una guerra era algo que ya vaticinaba Leopoldo Marechal en su «Megafón». Pero…
Decía el amado Padre Castellani, en lo que podría haber sido escrito hoy día: “No veo al héroe que sea capaz de dar el golpe de timón, no veo los grupos unidos capaces de secundar al héroe; no veo ni siquiera la masa consciente por lo menos del mal… veo una comunidad satisfecha de su degeneración cuyo ideal sería una esclavitud confortable.”
Sin embargo nuestro líder y conductor nos enseñó «que la vida es lucha». Una exhortación a seguir. Una pulsión de vida.
Entonces…nuevamente «Nuestro Cura Loco» impone claridad:«¿Para qué seguimos? ¿Para qué seguimos? ¿Para qué obstinarse frente a lo imposible? ¿No dice la Escritura que hay tiempo de hablar y de callar? ¿Y no es tiempo de callar cuando una histeria colectiva hace inútil toda argumentación o consejo, cuando las fuerzas ciegas de la materia tienen su hora y están deci¬ didas a aprovecharla? ¿Qué podemos nosotros contra la bom¬ ba atómica? Seguimos hablando para que siga respirando la patria. Mientras habla una nación, no está muerta; aunque esté con el alma en un hilo.
Lo que decimos no vendrá a ninguna consecuencia ni producirá nada: sea. Pero sola en medio de la oscuridad, nuestra nación necesita hablar alto para no tener miedo. Para que el día de mañana cuando el historiador diga: “La prepotencia del dinero y la furia de la ambición con el carnerismo de la ignorancia y el miedo hicieron meter la cola entre las piernas o agitarla en innobles zalemas al amo a todos los argentinos.. ”, para que entonces se pueda decir: «No a todos, para eso hablamos. Hubo un año en el cual se profirieron las más capitales mentiras de obra y de palabra, el Año de la Victoria, de las Listas Negras y de la Paz Permanente para todo el género humano: y todos los argentinos enmudecieron. No Todos. Es menester que la Argentina de los proceres, de Garay y Roque González, no muera del todo ni un solo instante. Por eso hablamos. Por eso seguimos».
Federico Gastón Addisi es Dirigente Peronista. Director Cultura Fund Rucci. Columnista de NCN. Historiador revisionista y escritor.