En el marco de la negociación que Argentina debe realizar en los tribunales neoyorquinos tras el fallo en contra de la Justicia de ese país por la reestructuración de los títulos de la deuda externa, ayer la Casa Rosada expuso ante Daniel Pollack su “buena fe y voluntad”. Le aseguró al funcionario designado por el juez Thomas Griesa para facilitar el cumplimiento de la sentencia que, en la semana del 25 de enero, realizará una propuesta concreta para resolver el conflicto.
Así lo anunció ayer el secretario de Finanzas, Luis Caputo. A su vez, esperan que, como contrapartida a la buena voluntad argentina, haya otra buena voluntad por parte de los grupos litigantes. Fuentes del Ejecutivo anticiparon que el conflicto no se resolverá inmediatamente, pero que tampoco será un trámite que se prolongue a lo largo de los años.
Si bien se trata de una negociación en la que las posiciones firmes de hoy pueden cambiar mañana, el equipo argentino señaló que no hay apuro para llegar al fin de la contienda; situación que de antemano se preveía opuesta. Los fondos litigantes jugaban con esa carta a favor: especulaban que la necesidad de endeudarse impulsara al Poder Ejecutivo a pagar antes que a volver a negociar.
Respecto a la legitimidad de la sentencia, ayer, el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay consideró que “no es necesariamente justo” que el 70 por ciento de lo que indica la sentencia que Argentina debe pagar correspondan a intereses. Incluso aclaró que, según el bono que se considere la composición es mayor y que alcanza al 95 por ciento.
El referente del PEN indicó que la deuda en cuestión llega a 9.882 millones de dólares, en contraste con los 15 mil millones de dólares que afirma Griesa incluyendo los reclamos de los acreedores que podrían sumarse automáticamente, los denominados «me too».