Belgrano, la bandera y la lucha eterna por la libertad. Por Romina Rocha.
Cada año llega esta fecha y los símbolos se entrelazan, significando a cada momento algo distinto y nuevo, propio del tiempo en que se transita cuando se acude al recuerdo para ubicar el presente. Y esta etapa que nos atraviesa está cargada de anhelos, de sueños por realizarse, de tristezas amontonadas e ilusiones destruidas. Porque nos ha tocado vivir como conjunto la destrucción de lo que éramos, de lo que teníamos, de lo que habíamos logrado construir por causa de una nueva barajada en la que el pueblo pasó a perder.
Haciendo un poco de historia, no es difícil ver que esto que hoy sucede es lo mismo que sucedió siempre, desde que somos una comunidad, por causa de la enorme cantidad de intereses que inciden en esta tierra de riquezas y recursos inconmensurables: el propio Manuel Belgrano comprendió la imperiosa necesidad de crear un emblema propio del pueblo que nacía al calor de una revolución independentista, de un grupo heterogéneo de individuos que debían unirse alrededor de un símbolo que los identifique a todos más allá de las diferencias, que reúna en sí mismo el sentimiento de una Patria que acababa de nacer.
Y no por nada resultó de ello la única bandera del mundo que se puede formar naturalmente en el cielo: Belgrano miraba hacia arriba, siempre pensando en todo lo que podía suceder a partir de aquel momento en que pasábamos a ser libres. De allí en más, desde ese instante en que nuestra primera bandera flameó alta en el cielo reclamando soberanía, no hemos dejado de batallar distintas guerras para defender esa libertad que nuestros próceres habían alcanzado a lo largo del tiempo.
Porque la síntesis de nuestra bandera nacional simboliza todas esas luchas, todos esos sueños y todas esas conquistas de las que formamos parte cada uno de nosotros también, ya que al hacernos conscientes de lo que somos y tenemos es que nos volvemos realmente capaces de defenderlo y construir sobre ello. Y este año en que nuevamente tenemos la oportunidad de redefinir nuestro destino colectivo, observar con amor y respeto las señales que nos dejaron es la clave para empezar a transitar, de una vez y para siempre, el camino hacia nuestra consolidación como conjunto, como argentinos que todavía podemos ser.
Himno Mi Bandera:
Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que Belgrano nos legó,
cuando triste la Patria esclavizada
con valor sus vínculos rompió.
Aquí está la bandera esplendorosa
que al mundo con sus triunfos admiró,
cuando altiva en la lucha y victoriosa
la cima de los Andes escaló.
Aquí está la bandera que un día
en la batalla tremoló triunfal
y, llena de orgullo y bizarría,
a San Lorenzo se dirigió inmortal.
Aquí está, como el cielo refulgente,
ostentando sublime majestad,
después de haber cruzado el Continente,
exclamando a su paso: ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad!