En su mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de la Nación recuperó la larga y consistente tradición de nuestra política de Estado, poniendo a la Cuestión Malvinas en el centro de la política exterior. No se trató de una mención protocolar a la disputa de soberanía, sino que denunció la explotación ilegal de nuestros recursos naturales y la militarización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido de Gran Bretaña.
La política exterior del Gobierno anterior fue muy nociva para los intereses del conjunto del pueblo argentino y en particular en lo que se refiere a la Cuestión Malvinas.
El retroceso en la intensidad y consistencia de nuestro reclamo soberano fue sensible y con consecuencias graves. El acuerdo «Foradori-Duncan» del 13 de septiembre de 2016 fue la hoja de ruta y el marco a través del cual Gran Bretaña fijó una agenda favorable a sus intereses en el Atlántico Sur.
En ese entonces, impulsamos presentamos proyectos e interpelamos a los altos funcionarios del gobierno nacional para detener el avance de la actividad ilegal en materia hidrocarburífera, la colaboración en materia de pesca y la ampliación de vuelos rumbo a las islas.
Sin embargo, no hay resistencia o defensa posible de la soberanía si no es en el marco de un proyecto nacional que privilegie los intereses estratégicos de la Patria y el bienestar de las mayorías.
En tan sólo 10 meses de Gobierno se ha dado un salto cualitativo en nuestro reclamo de soberanía en el Atlántico Sur.
En primer lugar, se logró la aprobación por unanimidad de la demarcación del nuevo límite de la plataforma continental argentina. El largo y detallado trabajo de la Comisión Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) fue consolidado a través de la ley 27.757, la cual representa un hito en la consolidación de Argentina como un país bicontinental. El nuevo mapa del territorio nacional ubica a nuestra provincia en su centro geográfico. Comprende no solo los inmensos recursos ictícolas, sino también aquellos recursos estratégicos que se encuentran en el suelo y el subsuelo.
En segundo lugar, la Cancillería y el Ministerio de Defensa, de forma conjunta, reforzaron la fiscalización de nuestros mares pa,a combatir la pesca ilegal, tema dejado de lado por el gobierno anterior. Como fruto de esta decisión política de resguardar nuestra soberanía económica tenemos la ley, recientemente aprobada, para el aumento de las multas y la sanción de la Ley que crea el Fondo de Financiamiento de la Defensa Nacional.
En tercer lugar, la creación por ley del Consejo Nacional de Malvinas e Islas del Atlántico Sur representa un hito en la consolidación de la Cuestión Malvinas como política de Estado. Este órgano, estará compuesto por expertos, representantes de todos los bloques políticos y Veteranos de Guerra.
Estoy convencido de que Malvinas es parte del futuro. El valor geoestratégico del extremo sur de nuestra Nación es cada vez mayor. Defender el trabajo, la industria y el desarrollo es un acto de soberanía.
Tengo la certeza que nuestro presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, comparten esta mirada y están comprometidos a llevarla adelante.