NOTA DE OPINIÓN – «Cómo ver el pasado, para lograr un futuro mejor»; por Claudio Hugo Naranjo*
En las altiplanicies de los Andes de Bolivia, el Perú y Chile, habitan los Aymara; es una civilización que privilegia la distinción entre lo visto/no-visto y lo conocido/desconocido hasta tal punto que dispone una trama de requisitos “evidénciales” profundamente inscritos en su idioma, tiene sentido situar metafóricamente el pasado conocido delante, a la vista del hablante, y el futuro desconocido e incognoscible a la espalda. Los Aymara tienen un concepto del tiempo opuesto a todas las demás culturas del planeta, al contrario de lo que se considera un universal cognitivo entre los seres humanos (una metáfora espacial del tiempo basada en la orientación y locomoción de nuestros cuerpos, que sitúa el futuro delante de uno y el pasado detrás) la etnia indígena en cuestión invierte los términos de esta abstracción: el pasado está adelante y el futuro queda atrás. En el idioma Aymara es muy importante marcar si el hablante vio o no cómo sucedía la acción, mientras no esté al alcance de los ojos, no se da nada por cierto. Por eso, el futuro estaría detrás de uno, ya que todavía no es visible; y el pasado, delante, visto o visible.
Hoy, es 24 de marzo de 2017, se cumplen 41 años del último golpe militar más sangriento de la historia argentina y quisiera ver en retrospectiva a estos años con la visión cultural de un Aymara; en principio, ubico ese pasado no a mi espalda si no frente a mí, con lo cual estaría viendo, pero no construyendo el futuro. La primera imagen que observo es la mía, con muchos años menos y me pregunto en forma automática si cambiaría algo de ese joven rebelde e idealista. Sí, en absoluto, no todo lo que hice fue lo correcto, por mis acciones e incoherencias mi vida tal vez no fue la planeada, mis sueños no todos fueron alcanzados; en este marco de ver el pasado frente a mí, observo a un país sin autocritica. El enfrentamiento entre hermanos es una constante, la grieta se fue ensanchando a lo largo de los años. Veo a un hombre en 1977, que se enfrenta y cae abatido por las balas de la dictadura; quizás intento cambiar la historia, su delito fue enviar una Carta Abierta a las Juntas Militares, en donde narraba la crueldad asesina de ese primer año de gobierno militar. Esos hombres que tomaron el Poder, lo hicieron en nombre del pueblo, de una gran parte de este pueblo que hoy observo delante de mí. No olvidar nunca que fue un Golpe Cívico Militar, que todos aquellos que pasamos los 60 años algo tuvimos que ver, por acción u omisión. En tanto y en cuanto no nos hagamos cargo de nuestros propios errores, cuanto más demoremos en blanquear nuestro pasado; cuanto más tiempo sigamos enganchados a los 70’ sin comprender y transmitir a las nuevas generaciones que fue una de las décadas más terribles de la historia argentina, con lo cual agiornarnos a ese lamentable pasado no hace nada más que sigamos retrocediendo en el tiempo.
El Nunca Más debería ser hoy un libro de cabecera y el primero en apoyarse sobre un pupitre, para que los millones de argentinos que se enfrentan en las calles recapaciten; los argentinos debemos buscar La Paz en todos sus órdenes, no importa el color político, su raza ni religión. Respetemos las Instituciones y los tiempos democráticos, busquemos hasta el último aliento de nuestras vidas en focalizar todas nuestras rebeldías y diferencias en la concordancia de una mesa única, en la cual se respete la opinión del otro por más lejana que se halle de la nuestra. La intolerancia, viéndola desde la perspectiva de un Aymara, no comenzó en el año 2003, ya viene en nuestra esencia desde muchas décadas atrás; estamos siendo Intolerantes con un gobierno que lleva en el Poder tan sólo 15 meses. Estela de Carlotto le dice a Hebe de Bonafini… “Hay que tener conciencia democrática”, dos emblemas de la lucha contra la dictadura más violenta, están enfrentadas desde lo ideológico y en el campo popular. Nuestras Madres y Abuelas merecen el respeto de todos los argentinos, pero que ellas también, como correspondería, lleven a cabo su autocritica que es meritoria y necesaria por la Paz en la cual deseamos vivir.
Puedo ver también, millones de guardapolvos blancos corriendo en los patios de las escuelas, en un rincón una campana y debajo de ella, observando la escena, sus maestras/os… el Aymara me permite ver el pasado frente a mí, estoy subyugado, no es poca cosa. Intentémoslo, aún estamos a tiempo, hace 41 años que nos estamos lastimando entre argentinos.
*Periodista-Escritor/@naranjo_claudio
Autor de: “Colombia… capital de los infiernos”-“Doble Agente”-“Los Apropiadores”-“Muchos dedos en el gatillo”, entre otros títulos.
1986: Congresal provincial (PJ)
1991: Candidato Diputado Nacional (PJ)
1995: Candidato a Intendente Esteban Echeverría (PJ)