Con diputados de todos los bloques, presentaron un informe sobre el avance de la OCDE en Argentina
Con la participación de legisladores nacionales, representantes del sector privado, de la sociedad civil, embajadores, diplomáticos, funcionarios del Poder Ejecutivo y Judicial, de Universidades y organismos multilaterales, se presentó hoy en el Congreso de la Nación el informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) sobre el proceso de acceso de Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Organizado por la Dirección de Diplomacia Parlamentaria, Cooperación Internacional y Culto de Diputados, la apertura, que se llevó a cabo en el Salón de los Pasos Perdidos, estuvo a cargo de Luis Petri, vicepresidente 2° de la Cámara baja.
“Decidimos realizar la presentación del informe en la casa del pueblo argentino porque creemos que la pertenencia e integración de nuestra Nación debe considerarse una política de estado, y debería estar avalado por todo el arco político”, destacó Petri.
Al enumerar los avances realizados tanto desde el Poder Legislativo, como del Ejecutivo, en el proceso de ingreso de Argentina a la OCDE, Petri afianzó la idea de que “el diálogo y la construcción de los consensos no es una tarea fácil, por eso es que asignamos tanta importancia al rol de nuestro Parlamento en su relación con OCDE”.
En ese sentido, hizo un reconocimiento especial al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, y al director de Diplomacia Parlamentaria, Cooperación Internacional y Culto, Juan de Dios Cincunegui por “hacer que la OCDE forme parte esencial de la agenda parlamentaria Argentina”, valoró.
La presentación del informe preliminar del ingreso de Argentina a la OCDE la realizaron Michael Matera, director del programa para las Américas del CSIS, y Silvina Vatnick, asesora del mismo organismo, acompañados por el embajador de Japón en Argentina, Takahiro Nakamae, y los consejeros económicos de la Unión Europea y de la embajada de Estados Unidos en nuestro país, Martín Pouliot y Timothy Stater, respectivamente.
Dentro de los temas más urgentes de la región, Matera destacó a las prácticas de corrupción y seguridad, las amenazas del crimen organizado y la realidad de estados tomados, como Venezuela. “Negar la realidad de Venezuela es ser cómplice de dicha tragedia”, sentenció.
Al referirse específicamente a la Argentina, Matera enumeró las tres principales áreas de enfoque: el comercio internacional y competitividad; desarrollo de algunos sectores de la economía, incluyendo el informático y de salud; y el acompañamiento en la preparación para ser miembros de la OCDE.
“El ingreso a la OCDE debe convertirse en una política de estado, sumando los consensos de todos los partidos políticos, independientemente del gobierno que ejerza el poder”, subrayó el director del programa para las Américas del CSIS.
A continuación, Silvina Vatnick, asesora del CSIS, presentó las conclusiones del estudio realizado para la elaboración del informe que –a su criterio- logra guiar el diseño de las políticas públicas.
“Permite la armonización de normas y prácticas con otros países, con el objetivo de fomentar el comercio y la inversión, además de una participación activa en la discusión sobre temas de desarrollo global, y, además, contribuye efectos reputacionales positivos, que fortalecen la confianza de empresas y consumidores y del resto del mundo con el país”, detalló Vatnick.
El embajador de Japón en Argentina, Takahiro Nakamae, consideró que “la membresía con la OCDE no es un título de privilegio, sino que es un proceso”. Al respecto, manifestó el apoyo de Japón en el acceso de Argentina y resaltó los esfuerzos realizados hasta ahora para llegar a cabo una serie de reformas con miras a su incorporación a la organización.
Moderado por el periodista Fernando Fraquelli, el evento prosiguió con la realización de dos paneles: el primero, de legisladores, que estuvo conformado por los diputados nacionales Luciano Laspina (PRO, Santa Fe), Carla Pitiot (Frente Renovador, CABA), Marco Lavagna (Consenso Federal, CABA), Facundo Suárez Lastra (UCR, CABA), y Fernanda Vallejos (FPV – PJ, Buenos Aires).
Los diputados coincidieron en destacar el trabajo que viene realizando Argentina en el camino para acceder a la OCDE, principalmente el rol de Marcelo Scaglione, representante argentino ante dicho organismo, como así también los beneficios que traerá aparejado en cuestiones de desarrollo económico y en poder contar con una hoja de ruta para fortalecer las instituciones que no condicione, con el fin de fortalecer la integración de la Nación con el resto del mundo.
En tanto, del otro panel participaron representantes del sector privado: Marcos Bulgheroni, CEO de Pan American Energy Group y Co-Chair del Foro Estratégico Argentina-EEUU de CSIS; Martín Migoya, Co-Fundador y CEO de Globant; Andrea Grobocopatel, fundadora y presidente de la Fundación por Liderazgos y Organizaciones Responsables (F.L.O.R); Jaime Campos, presidente de AEA; y Carolina Castro, prosecretaria 2da., UIA.
Los representantes del empresariado argentino instaron a trabajar conjuntamente para tener una mirada a largo plazo, previsibilidad, rendir cuentas, aprender a dialogar e intercambiar ideas con reglas de juego que se respeten, tomar las buenas prácticas que fomenta la OCDE, contar con marcos regulatorios que ordenen, como así también seguir apuntando a una mayor diversidad e inclusión de mujeres en todas las organizaciones, en empresas públicas y privadas.
El cierre estuvo a cargo de Federico Pinedo, presidente Provisional del Senado de la Nación, quien consideró que “construir instituciones es construir largo plazo, que requiere acuerdos de los distintos sectores políticos para avanzar en la previsibilidad y en la confianza que nos puede dar progreso y convivencia en paz”.
Al respecto, prosiguió: “El ingreso a la OCDE deberá generar un proceso de acuerdo político en Argentina, que consolide los acuerdos básicos en materia macroeconómica, mediante bases sólidas y con miras al futuro, que le eviten a la Argentina caer rápidamente cada 5 o 10 años en enormes crisis que destruyen lo construido, y así contrarrestar los fenómenos de inestabilidad que producen daños terminales en los sectores más pobres de la sociedad”, concluyó Pinedo.