En la recta final hacia la elección del 27 de octubre y luego del segundo debate presidencial -obligatorio y por ley- tal vez sea un momento propicio para reflexionar sobre el sentido del voto que emitiremos y el rumbo que queremos que tome nuestro país a partir del 10 de diciembre.
Por estos días, lo que se puede observar es la diferencia de tenor de las campañas. Así, Mauricio Macri recorre de manera federal haciendo una propuesta por día y profundizando las ideas sobre lo que se ha hecho bien hasta ahora. Y, fundamentalmente, haciendo la necesaria autocrítica sobre los errores cometidos en estos años de gobierno. Autocrítica que llega luego de escuchar a todos esos argentinos que expresaron su disconformidad con su voto en las PASO.
Escuchar y corregir, cualidades que este gobierno presentó desde el inicio. Y que no es habitual en la política nacional.
Del otro lado, lo que vemos es -imagino que como producto del resultado de la elección primaria- una falsa moderación. Y digo falsa porque en diferentes declaraciones de los representantes del Frente de Todos, asoma y se trasluce la verdadera cara y las intenciones que traen.
En las declaraciones del candidato aparece la vuelta al populismo que tanto daño nos hizo. Cuando él dice que «En Venezuela no hay una dictadura, hay un gobierno autoritario» muestra una mirada sobre el tema que va a contramano del mundo que, de manera generalizada, ha condenado las violaciones a los derechos humanos que lleva adelante Maduro y que ha provocado una de las migraciones más impactantes de los últimos tiempos en el continente. Eso, para los Fernández parece que no es tan grave. Increíble.
«No me preocupa tanto el gasto público», declaró durante el debate. Así, nos anticipa que otra vez van a hacer los desaguisados económicos que ya hicieron que hoy, todavía, seguimos tratando de corregir y que tanto afectaron a miles y miles de argentinos.
Pero no está solo en este intento de llevarnos al pasado. Axel Kicillof, candidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires nos preocupó cuando dijo que «La gente se dedica a vender droga porque se quedó sin laburo». Una mirada condescendiente y naif en el mejor de los casos. O una justificación para alimentar el narcotráfico, en el peor. ¿Será que quieren echar por tierra todos los avances que ha llevado adelante este gobierno en esa materia, con récord de decomisos de droga y detenciones, para volver a fomentarlo? Peligroso. Muy peligroso.
Cómo olvidarnos de la compañera de fórmula, la expresidenta, que cada vez que puede muestra su constante intención de perseguir a periodistas y medios. Y a la justicia, otro de sus supuestos enemigos.
Debemos recordar la muerte, aún no esclarecida, del fiscal Nisman, los cuadernos y todas las causas que siguen sin resolución. Son éstos algunos ejemplos de lo que puede venir, de lo que puede volver. Tengamos memoria para no cometer los mismos errores. Y esperanza de que hemos aprendido.
Creo, entonces, que es éste el momento de preguntarnos y reflexionar que futuro queremos.
¿Queremos «dar la vuelta» y regresar a ese pasado de tinte autoritario que hoy se refleja en el dedo acusador del candidato? ¿O elegimos «darla vuelta» y seguir avanzando en este camino de transformaciones necesarias para progresar?
Estamos preparados para avanzar, para crecer, para defender la república que tanto nos costó construir. En la caravana del #SíSePuede se comprueba de manera palpable. Allí suena bien fuerte la canción que dice «Mauricio la da vuelta». Yo estoy convencida de que es así. Estoy convencida de que, juntos, la damos vuelta. Por el bien de todos. Por el bien de nuestro país.
(*) Senadora nacional por Jujuy (UCR/Juntos por el Cambio).