La mentada “paz social”, idea parida por Jorge Sapag y amamantada por Omar Gutiérrez, no es otra cosa que el maquillaje de la tensión y el posterior caos que sucede cuando no se toman decisiones; cuando no se tiene el pulso firme para dar solución a cuestiones centrales de sociedad.
Esa idea de contentar a todos, de hacer la vista gorda también, creció y creció, y cuando las circunstancias cambian, cuando los ingresos flaquean, cuando se pierde ascendencia, y noción de la realidad, se transforma en un monstruo que no se puede ocultar ni dominar.
No hay ni hubo, y a esta altura es claro que no habrá, valentía ni decisión para cumplir con una de las responsabilidades del Estado: poner orden y hacer cumplir la ley, tampoco hay capacidad para administrar los recursos de los neuquinos responsable e inteligentemente.
Casi nada. Los conflictos crecen y mirar para otro lado no los hace desaparecer. Los recursos parecen escasear y mirar para otro lado tal vez los hagan desaparecer.