Como millones ayer vi el debate presidencial. Me alegró que tuviéramos una confrontación democrática como esta porque es un bien público. La gente tiene derecho a verlos así, uno frente o al lado del otro. Interactuando, aunque más no sea mediante este método tan pautado y limitativo.
1.- Lo bueno: Que estuvieron juntos y se sometieron a un mínimo escrutinio de la ciudadanía. Que hubo más respeto que golpes bajos y menos chicanas que las esperables.
2.- Lo malo: Las respuestas que no hubo.
Macri sin contestar sobre ajuste y otros reproches que giran en torno del ‘Estado ausente’. El insuficiente resultado de la Policía Metropolitana. La mortalidad infantil en la Ciudad. La falta de urbanización de las Villas (asunto en el que llamativamente Scioli no hizo hincapié).
Scioli sin respuestas para su corresponsabilidad en todos los fracasos de la era K, desde el narcotráfico hasta la inflación pasando por la pobreza incrementada. Tampoco una postura acerca de dos puntos emblemáticos: Memorándum con Irán y derechos humanos en Venezuela.
3.- Una sonante frustración: Asistimos a un debate de dos candidatos a la presidencia de uno de los países más grandes del mundo, con más espacios marítimos que casi todos, con intereses antárticos (el futuro mismo) y sin embargo no hubo ni una sola mención la política internacional. Un país es chico cuando sólo se ocupa de su aldea. Es lo que trasuntó el debate de ayer. Lastimosamente. Inclusive, uno de los moderadores mencionó “la soberanía de las Malvinas” y ni Scioli ni Macri aludieron a ella.
4.- Entre dos miedos: Es notorio que Scioli genera el miedo a que sigamos así y Macri a que al cambiar demos un contrapaso. Atrapados entre dos miedos, la perspectiva sobrecoge y especialmente no entusiasma.
5.- También se puede ‘morir’ de tedio: Los argentinos tenemos dos amenazas: que el hambre golpee aún más a los inconcebibles (un país pleno de recursos y oportunidades bo puede tener tantos) 14 millones de pobres y que el tedio – falta de ilusiones y de utopías – impacte sobre los 42 millones. El debate de ayer no despejó ninguna de las dos amenazas, aunque se podría atisbar que los dos candidatos quieren abrir la inversión que movilice la actividad y producción de más bienes, con generación de trabajo genuino. Es la pequeña esperanza que nos dejan.
6.- El falso dilema “Estado vs Mercado”: Quedó flotando esa falacia, tan propia de la Argentina que las crea autodestructivamente (como esa odiosa “alpargatas sí, libros no”; ¿puede existir algo más horroroso que esta disyuntiva?). Si llevamos al país al espejismo de que todo depende de las políticas públicas o, por el contrario, del mercado, no tenemos horizonte. En ninguna de las dos perspectivas. El debate no exhibió un criterio equilibrado – sentido común- en este esencial plano.
7.- Fue empate: Me da la impresión que Scioli y Macri ayer hicieron tablas. Ello significa que Macri sigue entre 5 y 8 puntos arriba. Por ahora.
Alberto Asseff