Día de la Obstetricia y la Embarazada: cerrando otra grieta. Por el Dr. Ernesto Beruti (*)
No todos los partos se traducen en momentos completamente felices. En algunas ocasiones, las pacientes refieren haber atravesado una mala experiencia durante el nacimiento de su hijo, y lo que debería haber sido uno de los momentos más alegres de sus vidas, se convierte en algo que prefieren olvidar y desean no tener que repetir.
Desde los últimos años, estas situaciones se describen como «violencia obstétrica», concepto que expresa la disconformidad de muchas mujeres en aspectos relacionados con la atención del parto, y que ha generado una grieta más en la sociedad, enfrentando a médicos obstetras con parteras y pacientes.
Ante esta problemática, se vuelve necesario replantear el rol del médico, de la partera y de la embarazada, en pos de un objetivo común: que el nacimiento de un hijo -hecho tan trascendental en la vida de las personas- tenga, en todos los casos posibles, un final feliz.
La Obstetricia es una especialidad que exige una gran vocación; el profesional médico debe estar disponible cualquier día y en cualquier horario para la atención del parto. Y el vínculo que se va generando entre la paciente y el médico debe caracterizarse por la extrema confianza. Pero ¿cómo saber a quién elegir?
La mujer embarazada del siglo XXI no es la misma que nuestras madres o abuelas durante sus embarazos. Antes se aceptaba la palabra del médico sin discusión; hoy la situación es muy distinta. La mujer está mucho más informada de todo lo relacionado con el parto y el nacimiento, exige más y tiene mayor protagonismo en sus decisiones.
A través de las distintas consultas prenatales la paciente va evaluando el grado de confianza que le genera su obstetra, y llegado el caso, si no colma sus expectativas, tiene absoluta libertad para cambiar de profesional. Esto es razonable ya que cada médico es diferente, al igual que cada partera y cada paciente. En definitiva, se trata de elegir a la persona de características más acordes a las expectativas de la paciente, para que pueda acompañarla durante todo el proceso de embarazo y parto, y principalmente en las situaciones que puedan ser de mayor vulnerabilidad.
Es importante que las embarazadas ejerzan su derecho a una maternidad segura en las mejores condiciones, y que lo hagan muy bien informadas. Al momento de elegir el médico, es recomendable que conozcan sus antecedentes profesionales, como también el lugar donde nacerá su hijo, ya que es tan importante el médico como el entorno. Y es fundamental que puedan conversar claramente y con debida antelación sobre el momento más importante, que es el parto, compartiendo cuáles son sus deseos, expectativas y temores. Esto contribuirá significativamente a llegar mejor preparadas para el esperado día.
Y debemos destacar que todo el proceso del parto no sería el mismo, sin la ayuda de las parteras y parteros. Su trabajo es irremplazable. Son las personas que «están», que acompañan, tranquilizan, cuidan a la madre y a su hijo, y brindan contención con profesionalismo. Son los encargados de informar acerca de las distintas alternativas que pueden surgir a lo largo del parto, y quienes están atentos a cualquier signo de alarma o situación de riesgo.
Vemos que son muchas las personas que actúan en una maternidad con el único fin de ayudar a nacer, y la mayoría de las instituciones están bien preparadas para solucionar cualquier problema que pudiese surgir, pero, a diferencia de otros tiempos, hoy la mujer tiene mayor injerencia, y tiene derechos que debe conocer para poder ejercer. Pero también debe saber que la confianza en el médico que ha elegido, seguirá siendo el principal factor que le brindará la tranquilidad necesaria para afrontar con éxito uno de los momentos más felices en la vida de una familia.
(*) Profesor adjunto en Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral. Jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Austral. Director Médico de la Posta Sanitaria Las Lilas.