Como no podía ser de otra manera, el triunfo electoral de Trump en los Estados Unidos ha impactado totalmente en el mundo entero.
Sabemos que una muy ínfima minoría en el mundo pensaba que los Deplorables y Trump iban a dar esa estocada histórica a la oligarquía global. Pero tenemos que reconocer que la primera vez que escuchamos tal predicción fue de un joven de 21 años, mi caro amigo Matías R., quien por junio del 2015 me vaticinó que Trump se iba a convertir en una ola popular y vencería al establishment en noviembre de este año. Predicción que formulaba no basándose en mera opinión sentimental sino por aguda observación.
A partir del 9/11 hay esperanzas renovadas, odios profundos y explícitos, conjeturas de todo tipo y los primeros indicios de los potenciales desalineamientos/alineamientos.
Con un Soros que lanzó ya su espectáculo de la «revolución púrpura» para ver si puede condicionar a Trump para posteriormente eyectarlo de la Casa Blanca.
Incontestablemente, a los Deplorables y a Trump hay que ubicarlos fuera del Poder Global del Dinero. Principalmente son el emergente ineluctable de la lógica de la Historia y de la física social porque el globalismo, cuya base y poder son las Finanzas Internacionales, ha venido ininterrumpidamente destruyendo a los Estados Unidos como país.
El conocimiento básico y las anteojeras ideológicas de ciertos analistas internacionales de fuera de los Estados Unidos soslayan en su exposición que con la globalización en marcha, los Estados Unidos como Estado- Nación está perdiendo exponencialmente.
En efecto, el Poder Global del Dinero para su pretendida gobernanza absolutista no requiere de un Estados Unidos unitivo, fuerte, reindustrialista y con poblamiento cultor de Dios y del patriotismo y, por ende, mayoritariamente observante del Orden Natural.
Los Deplorables no ven con buenos ojos el satanismo, la destrucción por amor al odio y a Lucifer; la gran guerra mundial, el multiculturalismo, el predominio de las finanzas sobre la economía real, la anarquía y la conflictividad permanentes en su nación. Y Trump pertenece a una facción del nivel alto de la clase media global que tampoco tiene concordancia con los objetivos supremos y la totalidad de la mecánica del Poder Global del Dinero. En suma, no les agrada para nada la gobernanza mundial.
El deterioro general, progresivo y demencial de los niveles intermedio e inferior de la clase media y superior de la clase baja encontraron, en Trump, primeramente, un referente; una voz que exponía pública y masivamente sus inquietudes, sufrimientos, demandas y anhelos para luego convertirlo en su líder. Guste o disguste, dicha simbiosis expresó -expresa- lo políticamente incorrecto.
De ahora en más, de Trump dependerá si cumple -total o parcialmente- con sus promesas y objetivos asumidos ante millones de sus votantes que rechazan el formato de la globalización. Deberá contender contra la Élite de los Super Ricos Globalistas y con algunas tendencias que habrá en su administración cuando le toque ejercer la primera magistratura de los Estados Unidos.
En el presente momento postelectoral 8/11 está dando señales muy evidentes de la continuidad en el rumbo asumido en campaña electoral.
Trump sigue hablando de revocar gradualmente la deslocalización, inyectando con ello billones de dólares en el mercado interno. Revisar también gradualmente mecanismos y acciones de la Reserva Federal;fomentar el pleno empleo, abandonar la creencia en el fraude del cambio climático, poner tope al multiculturalismo invasivo y demás obstructores que han hecho de los Estados Unidos un país incordiado, pauperizado y moralmente decadente.
Por nuestro lado, el de los antistémicos no estadounidenses, tenemos que asumir que no todo está totalmente perdido.
El Hombre y sus expresiones comunitarias son una complejidad y no pueden ser ininterrumpidamente manipulados y controlados hasta su destrucción universal.
Ontologicamente el Sistema Hegemónico del Dinero no es una divinidad. Tampoco es verdadero el criterio que sostiene que los antogonistas del Sistema avanzan solamente por fallas intrínsecas del mismo Sistema.
La Historia generalmente -en realidad, siempre- también tiene como protagonistas a Dios y al Espíritu del Hombre y no solamente al Poder Global del Dinero tal y como lo piensan muchas personas que pueden tener sinceridad en sus corazones pero en este punto se dejan guiar por razonamientos simplistas , el cual termina siendo colaborativo del Poder que dicen combatir.
El arcón de lo Histórico nos enseña ello y mucho más. En no pocas ocasiones, lo que para las mentalidades de los incrédulos, cobardes y acomodaticios resultaba imposible, para los valientes, inteligentes, indómitos, honorables y superadores resultaban objetiva y entitativamente materializables. De ese modo comenzaron a lanzar estocadas contra sus enemigos, forjando hazañas victoriosas.
Sólo el Dios Padre Increado es el dueño absoluto de este mundo.
Por amor patrio y por imperativo existencial en el presente interregno tenemos que laborar con mayor tesón y realismo fecundo para reposicionarnos. Con mentalidad estratégica, fe inconmovible y voluntad firme.
Creando y potenciando una masa crítica necesaria para la movilidad social horizontal y ascendente en términos de construcción y cooptación del poder estadual/comunitario histórico.
Poder que tendrá que ser sí o sí propio, patriota y proyectivo. Industrialista, inclusivo y respetuoso de la Religión.
*Profesor en Historia. Promotor Cultural y periodista. Colabora con sitios de política y geopolítica de España y México entre otros países; entre ellos el prestigioso Katehón: http://katehon.com/es