Esta marcha, como aquella, no tuvo banderas políticas, pero tal vez detrás de cada paso arrastrado por la multitud hubo una consigna que alentó a seguir: «Esta es la marcha de los buenos», tal como dijo este martes como en un susurro, Graciela Sosa, la mamá de Fernando. Por eso detrás del dolor más íntimo y profundo de la familia y los amigos, los manifestantes formaron un bloque compacto, solidario, de combatientes contra la violencia.
En 2004, la multitud reclamaba a puro grito y aplausos «mayor seguridad» y «justicia» por Axel, y su padre presentaba un
Axel fue secuestrado en la puerta de la casa de su novia, Estefanía. Su cuerpo apareció en un descampado de Moreno, con los ojos vendados y un tiro pegado a sangre fría en la sien. Su padre recordó hace poco que aún hoy lo visitan algunos compañeros del colegio y su ex novia, ya casada. A ella, como a las chicas de su edad, la vida la fue llenando de tiempo y de a poco la separó de la tristeza.
Hoy existe la ley Blumberg y nuevos reclamos. Y aún duelen las marchas que piden por los hijos de todos.
Por Diana Baccaro