«El límite es Mauricio Macri»: sectores de Juntos por el Cambio amenazan con romper y anticipan un escenario dividido en 5
Por Pablo Winokur, periodista
En su oficina de Olivos, Mauricio Macri tiene colgado un cuadro de Nelson Mandela, el líder sudafricano que estuvo 27 años preso, pero perdonó a sus opresores para conseguir la pacificación de su país. Lejos de esa idea, hoy Macri está en la postura del “vamos por todo” y lo repite a cada uno de los que lo visita en sus oficinas o en otro tipo de reuniones políticas: no se puede pactar con el peronismo ni con el populismo.
Algunos dirigentes de Juntos por el Cambio están preocupados por esa actitud del expresidente. Creen que esa radicalización puede llevarlos a un escenario en que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio dejen de existir y el sistema político se termine fracturando en hasta cinco espacios.
La posibilidad del quiebre total de los dos frentes políticos mayoritarios es analizada por importantes dirigentes tanto del oficialismo como de la oposición, incluyendo a gobernadores, senadores, diputados y presidentes de partidos políticos, según pudo confirmar A24.com. El tema se charló en encuentros reservados entre peronistas, radicales y dirigentes cercanos al PRO.
En todas las conversaciones vuelve una y otra vez la misma pregunta: ¿qué pasaría si a Massa le va mal o muy mal? La respuesta abre un amplio abanico de respuestas.
Un importante dirigente de Juntos por el Cambio, que integra estas conversaciones, sostiene que ese escenario de fracaso de Massa puede volver a poner en el centro de la escena a Cristina Kirchner. Después de todo, ella fue siempre la única en mostrarse en desacuerdo con la política de ajuste. O eso dice.
Con un peronismo que lleva a cuestas dos fracasos -el de Alberto y el de Massa-, Cristina quedaría como última referente del modelo nacional y popular. Sabe que pierde la elección de 2023, pero podría sacarse de encima el lastre del Frente de Todos y apostar a un proyecto propio para retener su caudal electoral y quedarse con su electorado cautivo: un 25 o 30% de fanáticos que la van a votar haga lo que haga. Puede ser con su propia candidatura presidencial o designando a un incondicional como Eduardo “Wado” de Pedro, que desde hace al menos un año viene armando su postulación.
Sería para perder, pero morir con la suya y sin tener que negociar nada con nadie. Retener el 30% del electorado, le permitiría sostener una posición de bloqueo tanto en Diputados como en el Senado e impedir cualquier “reforma de derecha” que quiera impulsar Juntos por el Cambio.
Mauricio Macri les repite a sus íntimos que no quiere ser candidato. Ya tuvo su oportunidad. No es solamente una cuestión de principios, sino un criterio de realidad: no le dan los números. Salvo que enfrente esté Cristina Kirchner. Solamente así Macri puede soñar con tener su segundo tiempo.
En ese escenario, algunos dirigentes de Juntos por el Cambio ya están pensando en un plan B…
La hoja de ruta que estudia la oposición
Sectores radicales de Juntos por el Cambio no estarían dispuestos a sumarse a una nueva aventura de Mauricio Macri. Por lo menos no en los términos que viene planteando en sus conversaciones: no van a acompañar el programa de ajuste brutal que el expresidente dice que hace falta.
“Si la propuesta es venir y achicar de un plumazo el 8% del PBI, nosotros no estamos de acuerdo. ¿Cómo vas a hacerlo? La idea de que cuanto peor esté la situación, más pasivamente la gente va a aceptar los recortes, no tiene ningún sustento”, se escuchó decir a Martín Lousteau en una charla reservada. El senador es la cabeza visible de Evolución, un espacio dentro de la UCR que viene creciendo en los últimos años y que tiene vocación de liderar el partido. No es el único dirigente radical que piensa lo mismo: en reuniones de comité se alarman frente a la posibilidad de que Macri quiera volver con los mismos funcionarios que fracasaron en su gobierno; hoy su vocero económico es Nicolás Dujovne.
Economistas del radicalismo que vienen estudiando distintas alternativas para estabilizar la situación económica pronostican -casi irónicamente- que Massa tiene un 66% de chances de fracaso. ¿Por qué? Creen que puede ser efectivo en la primera fase de la estabilización, pero que se va a quedar a mitad de camino. La fase 2 del plan va a ser vetada por Cristina. Y la fase 3, si se llega, sería vetada por él mismo y por su propia candidatura. Si quiere ser presidente, no va a poder tomar algunas medidas que son imprescindibles para que la economía empiece un ciclo virtuoso.
Un ejemplo concreto: no queda claro cuál va a ser el sendero de los aumentos de tarifas para los próximos meses. “Hoy discutimos la quita de subsidios, pero este año aumentamos 40% las tarifas con una inflación del 100%. El año que viene tenemos que volver a subsidiar”, plantean desde una fundación cercana a la UCR.
Tal como fue anunciado, el ajuste apenas representa un 0,3% del PBI, según estos mismos estudios. Calculan que cuando se terminen de anotar todos los usuarios que quieran retener los subsidios, apenas va a pagar la tarifa plena el 15% de la población.
El Gobierno entendió que hay gente que no se va a anotar hasta que llegue la primera factura. Por eso dejaron abierto el formulario sin fecha de cierre. Ante un eventual estallido social por el aumento de las tarifas, siempre estará la respuesta de mandar a la gente a completar el formulario otra vez.
Hasta ahora, el único ajuste real que anunció el Gobierno fue el de las tarifas y subsidios. No hubo otra cosa ni la va a haber. Cualquier recorte tiene que pasar por el filtro de Cristina y de los gobernadores, que el viernes se juntaron y pidieron “garantizar la continuidad de los programas de obras públicas y viviendas”. Es decir, que el ajuste lo haga otro.
El escenario de 5
Si el plan Massa fracasa, el escenario electoral de 2023 se puede partir en 5.
- Cristina Kirchner, con algún candidato propio que ella designe.
- Mauricio Macri y el ala dura del PRO.
- El peronismo no kirchnerista, de la mano de Juan Schiaretti (Córdoba) y otros mandatarios que estarían dispuestos a dar el salto si se radicaliza el escenario, como Omar Perotti (Santa Fe, que no va a las reuniones de gobernadores del Frente de Todos) y Sergio Uñac (San Juan).
- Los radicales que no estarían dispuestos a ir otra vez atrás de Macri, si la propuesta es ir a un ajuste profundo. Esto incluiría al sector de Evolución que encabeza Martín Lousteau, al sector de Facundo Manes y al jefe de la UCR, Gerardo Morales. Habría que ver qué hacen Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió.
- Los liberales de Javier Milei y José Luis Espert.
Este escenario partido en cinco da la posibilidad de múltiples alianzas cruzadas. Las conversaciones de sectores del radicalismo con el peronismo de centro están muy avanzadas. La foto de la última semana de Lousteau con Schiaretti es una muestra de eso. En su momento trascendió un asado que se hizo en la casa de Juan Manuel Urtubey y del que participaron Schiaretti, Gerardo Morales, Frigerio, Randazzo y Emilio Monzó, entre otros.
También Macri podría terminar aliado con Javier Milei. Hoy lo único que impide una alianza entre ellos es que Macri pagaría el costo político de romper Juntos por el Cambio. La caída de Milei en las encuestas podría ayudar en un entendimiento mutuo; ya Milei no tiene chances reales.
En distintas conversaciones, Macri insiste en la idea de que no quiere que se contamine Juntos por el Cambio con vicios populistas. Hace días, un dirigente radical en una comida le planteó que hoy el PRO funciona como un partido populista en la Ciudad de Buenos Aires. Macri reconoció que tenía razón. “Nosotros somos un partido de 110 años de historia; ustedes solo tienen 20”, insistió el interlocutor.
Hay un hartazgo de parte de la dirigencia de Juntos por el Cambio con la intransigencia de Mauricio Macri. Pero también estos días se encendió la furia contra Elisa Carrió. “Nadie me puede decir con quién me puedo sentar y con quién no. La política es sentarse a conversar”, planteó un dirigente “moderado”.
La semana que viene se vota en Diputados el “consenso fiscal” que firmaron gobernadores con Nación. Por primera vez en mucho tiempo, Juntos por el Cambio va a votar dividido en la Cámara baja.