Elecciones| El Movimiento Evangélico quiere postularse como una oposición al «Frente de Todos»
Las próximas elecciones en la Argentina presentarán un actor que, si bien desde hace tiempo está inmerso en la política, ahora lo hará con un rol protagónico. Se trata del sector del movimiento evangélico que se reagrupó en un nuevo partido y busca ser una nueva fuerza que compita seriamente por un cargo para guiar los destinos de la patria.
Identificados con el “pañuelo celeste” se perfilan como una alternativa que pueda competir seriamente con la “ola verde” que ganó terreno en los últimos años, tanto en la calle como dentro del mismo Congreso Nacional.
Bajo “Una Nueva Oportunidad (UNO)”, este nuevo partido tiene como referente es el pastor y diputado provincial de Santa Fe, Walter Ghione, uno de los seis nombres desconocidos que ingresaron a la Legislatura local de la mano de la periodista y modelo Amalia Granata, cuando consiguió en 2019 más de 280 mil votos y la posicionó como la tercera lista más votada.
En declaraciones recientes a la prensa expresó que “Nos tenemos que parar fuertemente desde un frente opositor. Queremos tratar de hacer más política a nuestra base social. Todavía no sabemos bien quiénes son nuestros aliados, pero sí tenemos claro cuál es nuestro adversario”.
UNO ya cuenta con presencia en catorce provincias, muchas de ellas conforman la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), la entidad más grande y representativa del país que agrupa a este tipo de instituciones religiosas.
Un poco de Historia
El culto evangélico tuvo un importante crecimiento en las últimas décadas. Según la Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina -realizada en 2019 por el grupo del Conicet encabezado por los investigadores Fortunato Mallimaci, Verónica Giménez Béliveau y Juan Cruz Esquivel-, los adherentes a este credo crecieron de un 9 % al 15,3% de la población desde el año 2008. El número arroja un peso electoral relevante que podría definir elecciones ajustadas. Si son efectivos, calculan, podría aportar un piso de entre 3 y 5 por ciento de votos en algunos distritos.
Una nueva oposición
Desde el espacio son contundentes al afirmar que no quieren “ser funcionales al kirchnerismo”. Por lo tanto, en las provincias donde no tengan una capacidad de disputa con una fuerza propia, resolverán confluir en frentes más amplios.
En estos meses hubo contactos políticos con Patricia Bullrich y Rogelio Frigerio; las dos de las alas internas que pulsean en el PRO, el titular de la Fundación Pensar, Francisco Quintana; y el diputado nacional Federico Angelini. También dialogan con el radical Alfredo Cornejo y dirigentes de Despertar, el armado del economista José Luis Espert. Con Juan José Gómez Centurión, en cambio, están lejos.
“Estamos viendo una apertura de la oposición para integrarnos. Nosotros tenemos un voto más independiente, con valores cristianos. Charlamos con todos”, confía Ghione.
Valores tradicionales y conservadores
Según la encuesta del Conicet, los creyentes del culto evangélico son quienes más se oponen al aborto. Son, también, los más duros: el 43% de la muestra está de acuerdo que se prohíba el aborto en toda situación, aún en casos de violación o riesgo de vida de la madre. También son los que más apoyan el “modelo patriarcal” de familia en comparación al resto de la población: el 67,% de los seguidores considera que el matrimonio entre el varón y la mujer es el único modelo posible, y el 37,6% cree que la mujer debe permanecer en su hogar para el cuidado de los hijos.
“Nosotros tenemos una base política que tiene a la vida, la niñez y la familia como ejes principales”, señala Ghione. Las banderas del partido político apuntan contra la legalización del aborto, la diversidad de género y el empoderamiento de las mujeres.
¿Habrá una bancada evangélica?
Hasta el momento, el partido UNO siente como dirigentes propios entre los legisladores nacionales al bautista David Schlereth (Neuquén), el adventista Gustavo Hein (Entre Ríos) y la pentescostal Dina Rezinovsky (Ciudad de Buenos Aires). “Este año va a ser muy difícil, pero estamos siempre a la espera. Nuestra construcción política no es para la próxima elección, sino para la próxima generación. Los tres evangélicos que tenemos en el Congreso no representan el 15% de la población nacional”, concluyó Ghione. Por lo pronto, personalidades de la farándula o con conocimiento público potencian la influencia de los evangélicos, como ocurrió con Amalia Granata. En Córdoba, están entusiasmados en que se sume a la campaña una figura de “la bailanta cuartetera”.