Moría el año 2020 y el mundo aun intentaba ponerse de pie tras el golpe al mentón que implicó la llegada del el virus SARS-CoV-2, mejor conocido como “Covid”.
En Argentina el gobierno de Alberto Fernández apenas llevaba menos de un año de mandato. Era Septiembre y desde hace unos meses atrás, el Congreso de la Nación, intentaba, a duras penas, trabajar en una aparente normalidad mediante la tecnología remota. La primera de ellas había tenido lugar el 13 de Mayo de ese año, en un acontecimiento sin precedentes.
Desde entonces, sesión tras sesión, además de las chicanas, las exposiciones, las discusiones habituales aparecía siempre un detalle que tenía que ver con esta nueva forma de trabajar en la “casa del pueblo”. La «vida remota» en el recinto traía consigo micrófonos abiertos, acoples, transmisiones que se tildaban, Diputados o Senadores que padecían la inexperiencia de utilizar este tipo de tecnología, internet que complicaba las video llamadas. Un sinfín de nuevos altercados se sucedían y eran noticia.
Pero el 24 de Septiembre de 2020 (hace exactamente dos años) la Cámara baja fue testigo del momento más extravagante (no de su historia, claramente) pero si acaso de su paso por “la virtualidad”.
(Video gentileza VoxPopuli)
Se trataba, del por entonces representante de Salta, Juan Ameri quien acababa de demostrar amor a su pareja sin percatarse de que las cámaras estaban encedidas. La imágen se repitió hasta el hartazgo. Detrás del hecho sobrevino un circo mediático que dejó al desnudo la doble moral que impera, a veces, en el ámbito de la política.
El mismo partido que tuvo (sin mediar denuncia pública o repudio) al Senador Alperovich, acusado de abuso sexual contra su sobrina, hasta el final de su mandato, ahora aplicaba con rigor el pedido de renuncia de Ameri.
Desde el Frente de Todos se habló incluso de “falta de respeto hacia esta Cámara y hacia toda la sociedad argentina”. Paradójicamente el mismo Frente, cuyo mayor referente institucional celebraba reuniones sociales en Olivos en plena restricción pandémica. Toda una ironía.
La oposición, por su parte, no quedó ajena y también presentó este velo de “pulcros” y tildaron de “bochornoso” lo sucedido, con un “daño enorme a la imagen del Congreso”. “Decadencia”, “miserabilidad” y “falta de empatía con el sufrimiento de los argentinos” reiteraron unos y otros. Los mismos que avalaron una deuda multimillonaria con el FMI sin pensar en el «sufrir del pueblo» o, al día de hoy, tienen entre sus filas a un funcionario prófugo de la Justicia local.
Toda una exageración oportunista acorde a la clase política reinante. Los mismos que ayer levantaron el dedo acusador hoy siguen jugando con el celular al Candy Crush o caminando por los pasillos cuando otro legislador expone. Una verdadera demostración del ridículo al que nos tienen acostumbrado.
Pero, al márgen de este actuar de los políticos, la pregunta que vale es ¿Cuál fue el destino del Diputado? ¿Qué pasó desde aquel día a la actualidad? ¿Cómo siguió su vida, su historia, su carrera en la política? En NCN hablamos en exclusiva con Juan Ameri y no sólo remonta esos hechos sino que cuenta su presente, y su futuro.
“Me cambió la vida. Durante muchísimo tiempo no vi las imágenes. No lo podía hacer. Necesitaba sanar y perdonarme. Fui un boludo y esta es la realidad. Pero no cometí ningún delito. Me pueden acusar de que estuve desatento en mi horario de trabajo pero eso está lejos de un delito o que me acusen de quedarme un peso que no fuera mío” sentencia.
“No le cagué la vida a nadie, salvo a mí y a mi círculo íntimo” reconoce y cuenta que en varias oportunidades pensó en quitarse la vida. Afortunadamente no pasó de un magro pensar.
Parafrasea a Maradona y sentencia: ‘Yo me equivoqué y pagué. Pagué con creces” y asegura que lo que más lamenta fue el “no haber estado a la altura de las circunstancias. Perdí una oportunidad, pero no para mí. Yo debía ser un ejemplo para un montón de compañeros para mostrarle a las oligarquías provinciales, que deciden los candidatos a dedos, que los negros también podíamos hacer las cosas bien. Llegar a cargos electivos y no son lugares únicamente para para los hijos o los sobrinos de los tipos que tienen poder”.
Desde aquella histórica jornada a este 2022 pasó mucho por la vida de Ameri. Perdió a su padre y decidió volver a vivir en Lomas de Zamora, para estar cerca de su hermana y su mamá. Tiene un trabajo que le remite muchos menos dividendos que aquella Dieta como legislador. Viaja a Salta gradualmente para ver a sus hijas y lucha con un cáncer de colón que, asegura, no va a doblegarlo: “No me voy a morir de esto. Estoy con quimioterapia y en proceso de sanarme” .
Ameri había asumido su banca un 4 de diciembre de 2019, en reemplazo de Sergio “Oso» Leavy y renunció días después del escándalo. Pasaron solo 8 meses. Pero acaso nunca dejó la política: “Los que venimos del Peronismo entendemos a la política es parte de la vida. Entendemos incluso es desde allí donde podemos cambiar la realidad de la gente. Es la mejor y más grande herramienta para el cambio social. Si yo no lo entendiera así me dedicaría a otra cosa” asevera.
Dentro de ese concepto de que la política y la vida van en paralelo, inevitablemente, ejerce una mirada a la realidad actual y confiesa, que su anhelo, es que en 2023 el Frente de Todos tenga una candidata a Presidente: “Para mi Cristina es Perón. Es el mejor cuadro político de Perón a esta parte. Los cuadros políticos como ella no puede jubilarse. Porque en un punto, Cristina, se excedió a sí misma. Cristina ya no es mas de ella, Cristina es del pueblo argentino” argumenta.
En una mirada menos pasional y más racional entiende que un candidato se elige en base a “acuerdos políticos y sin dejar de mirar los intereses geopolíticos que juegan en la región”.
Analizando entonces la crisis mundial en la que Argentina no escapa, Ameri, reconoce que “Vamos a tener en el 2023 un candidato que podamos más que el que queremos”.
En este análisis, la presencia de Massa aparece como un candidato potable que puede lograr esos consensos entre los extremos: “Creo que está en proceso de construcción de su candidatura, y no me parece mal. Yo siempre digo una frase: el peor de los nuestros será siempre el mejor de ellos. Sin desmerecer (que se entienda) la figura de Massa, que claramente no es el peor” aclara.
Mirando en retrospectiva entiende que la elección de Alberto Fernández, por parte de Cristina, “fue súper acertada. Fue la primera vez que un presidente que iba por su reelección (NR: refiere a Mauricio Macri) no lo logra. Fue claramente acertada la decisión” define.
Ahora bien, esto no implica que presente un juzgar crítico sobre algunas cuestiones que atañen al desarrollo del Gobierno de Fernández: “yo voy a comprar al almacén todos los días y sé que las cosas no están bien claramente. Pero hay que ver que en el mundo las cosas no están bien. No es solo de los argentinos, estamos inmersos en una crisis energética, alimentaria global, que nos arrastra”.
Ameri se permite continuar con su análisis sin dejar de contextualizarlo geopolíticamente: “Si bien estamos atravesando una crisis inflacionaria importante, que pega muy duro en los bolsillos de los trabajadores, podemos incluso decir que no estamos tan mal. No tuvimos que pedir que se restringa los consumos, o que se bañen de a dos para ahorrar agua o gas. Viéndolo de esa manera, poniendo en contexto global, no estamos tan mal. Porque, insisto, no es solo nuestra la crisis. Por eso digo, en ese marco, no veo tan mal al Gobierno”.
Haciendo foco en la inflación, Ameri, apunta directamente a las grandes Empresas que manejan los precios en la Argentina: “Es inentendible que estas Multinacionales pretendan seguir teniendo esos porcentajes de ganancias en los alimentos, a costa del hambre de los argentinos. Estos porcentajes de ganancias, que alcanzan a las cadenas de producción, los grandes supermercados, nos las tienen en ningún otro lugar del mundo. En ningún lado pueden poner un producto en góndola con el 300% de ganancias como hacen acá”.
¿Cómo se evita entonces esto?, para Ameri la respuesta está en el Congreso: “Esto debe detener por Ley. Los peronistas siempre hemos sido legalistas. Históricamente somos los que menos DNU hemos sacado. Por eso hay que tener voluntad política de enfrentarse a los verdaderos poderes. Hay que tener coraje. Y me parece que, en este punto, veo cierta tibieza en el Gobierno. Creo que no se están queriendo tocar intereses que deberían tocarse para mejorar la situación económica de los que menos tienen” apunta.
“Acá tenemos que llamar una mesa de Unidad Nacional, donde se sienten a discutir desde los vecinos del barrio hasta los empresarios. Hay que apoyar esos empresarios que tienen una mirada nacional, hay que dejar de ser tibios con los poderosos y fuertes con los débiles. Los trabajadores no pueden pagar la crisis” recalca.
Ameri dice que tiene puritos a la hora de criticar esta “tibieza” que ve en el Ejecutivo. “Yo no soy obsecuente de las personas, soy consecuentes de las ideologías. Como decía Hebe de Bonafini: a los compañeros se los criticas y a los enemigos se los combate”.
Sobre el cierre, reflexiona sobre su futuro: “Como decía al principio de la charla, no me es posible alejarme de la política. Porque es parte de uno. La vivo en casa, en el almacén, con amigos. No hay manera de disociarlo porque hice de ella un acto de servicio. No se trata de un cargo público, porque los cargos vienen por añadidura, uno no milita la política para acceder a un cargo. Uno lo milita porque entiendo que desde allí puedo cambiar la realidad de lo que nos pasa”.
Para NCN por Juan José Postararo