Hoy se cumplen 41 años del inicio de la dictadura más atroz de la historia de nuestro país. En aquel oscuro período, no sólo se cometieron los crímenes más salvajes de lesa humanidad, sino que además se instaló un proyecto neoliberal que castigó a millones de argentinos con la miseria planificada.
Este aniversario no es uno más. Estamos frente a una sucesión de hechos que buscan banalizar y restar importancia a los delitos cometidos durante la dictadura. Es sin duda un grave retroceso y una afrenta para todos aquellos que estamos comprometidos con las políticas de derechos humanos.
Nuestros 30 mil compañeros expresaron el proyecto de los pueblos. Sus desapariciones forzadas, seguidas de asesinato, eliminaron toda una generación que se había organizado para exigir derechos sociales, económicos y políticos; a fin de reivindicar una cultura en la que reinara el amor, la solidaridad y el compañerismo.
Como bien expresó Néstor Kirchner: “Pertenecemos a una generación que siempre creyó en las construcciones colectivas. La individualidad te pondrá en el firmamento, pero sólo la construcción colectiva nos reivindicará frente a la historia. Al fin y al cabo todos somos pasantes de la historia”.
Fue en este sentido que la lucha por la verdad y la justicia, se posicionaron como única esperanza para reconstruir los lazos del Estado y la sociedad hacia el “Nunca Más”. Esa consigna estuvo acompañada por el conjunto de los argentinos.
La política de juicios a quienes secuestraron, torturaron y mataron en los campos de concentración; robaron bebés de madres en cautiverio y se apropiaron de nuestro tiempo y nuestra historia, buscó fortalecer el compromiso y la responsabilidad ciudadana con la democracia.
Por todo esto, no debemos ignorar que las acciones en tono de persecución suceden en un contexto donde el Gobierno Nacional cuestiona incesantemente tanto los logros conquistados en Derechos Humanos como la cifra de 30 mil compañeros desaparecidos.
Estamos ante una coyuntura en la que decenas de represores y torturadores condenados han sido favorecidos con la prisión domiciliaria; donde muchos programas vinculados a los juicios por crímenes de lesa humanidad fueron desmantelados en una clara afronta a los organismos de Derechos Humanos.
No podemos retroceder hacia la injusticia, ni vulnerar la lucha histórica de las entidades de Derechos Humanos y el conjunto de la sociedad. Más que nunca ratificamos nuestro compromiso y acompañamiento hacia la Verdad, la Memoria y la Justicia. Por la unidad de nuestros pueblos hacia el definitivo ¡Nunca más!
Senadora nacional Silvina García Larraburu