Por Mariano Yakimavicius, Licenciado y Profesor en Ciencias Políticas
Mientras el G-20 se encuentra reunido en Bali dos misiles rusos habrían impactado en Polonia. Una reunión de urgencia de la OTAN pone al mundo sobre alerta.
Tras la retirada rusa de Jersón y la recuperación de territorio por parte de las fuerzas ucranianas en los últimos días, vino la represalia. En medio de un bombardeo sobre Ucrania, dos misiles rusos habrían impactado en la localidad polaca de Przewodów, cerca de la frontera entre esos dos países. De confirmarse la información y, teniendo en cuenta que Polonia integra la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la respuesta adoptada por ese bloque podría marcar un cambio sustancial en el devenir de la guerra y, más concretamente, una escalada global.
Cumbre y bombardeo
La ausencia de Vladimir Putin en la reunión cumbre se torna así más que sospechosa. Cabe recordar que la importancia del G-20 radica en su poder de impartir poder sobre el Sistema Político global en su conjunto. En total, sus miembros representan el 85 por ciento del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75 por ciento del comercio internacional.
El bombardeo ruso sobre Kiev y otras importantes ciudades de Ucrania ya eran noticia mientras el encuentro en Bali
Las especulaciones oscilan en distintos sentidos. Aún no hay certeza de que los misiles desviaran su trayectoria y alcanzaran por error territorio polaco, o si la acción fue deliberada.
El gobierno ruso niega su responsabilidad sobre la explosión registrada en Przewodów en la que se confirmaron ya dos muertes y, por el contrario, acusa al gobierno de Polonia -integrante de la OTAN y de la Unión Europea (UE)- de “provocación”.
Ante el estado de situación, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, convocó al Comité del Consejo de Ministros para la Seguridad Nacional. Las autoridades polacas están investigando el origen de la explosión y desde el Pentágono afirman que, por el momento, no puede confirmarse que se trate de proyectiles rusos, una actitud prudente a la que adhirieron tanto la UE como varios países de la OTAN.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó que las explosiones suponen “una escalada muy significativa” y “un ataque contra la seguridad colectiva”, y reclamó a la OTAN que actúe, algo a lo que los países bálticos -Lituania, Estonia y Letonia- se han mostrado favorables.
Incertidumbre y peligro
Vladimir Putin parece estar cada vez más solo, aun cuando las explosiones en Polonia se trataran de una pantomima para justificar una acción militar directa de la OTAN, algo a todas luces inverosímil. Tras las explosiones en Polonia, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, habitualmente afín a Putin, convocó a una reunión del consejo de defensa para analizar la situación, pero también con motivo del corte del oleoducto de la Amistad, que abastece a Hungría con petróleo ruso.
Según el operador ruso Transneft, Ucrania le notificó que tuvo que cortar el suministro de petróleo a Hungría por falta de presión en el oleoducto, que atraviesa su territorio. Según la televisión húngara, el corte se produjo debido a un bombardeo ruso en un transformador en Ucrania, cercano a la frontera bielorrusa, que abastece a las estaciones de bombeo.
También al presidente chino Xi Jimping, presente en la cumbre del G-
Las explosiones en Polonia dejan esos avances en suspenso y abren una preocupación máxima en todo el planeta ante la resolución que pudiera adoptar la OTAN y lo que podría llegar a convertirse en una guerra total.