“Querido pueblo argentino” asi anuncia la misiva que el Presidente Alberto Fernandez escribió a los ciudadanos.
«El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pandemia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el problema de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática» dice en el su primer párrafo.
«Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población. Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso, después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona- les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.
En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y acciones clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para reforzar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulnerables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.
Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organizaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos frentes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.
La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos protagonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciudadanas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.
Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo- ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.
Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logrará el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las recomendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos coresponsables. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.
Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia responsabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.
Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a nuestra gente.
En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontrolable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.
Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos esperan un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y lugares de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pandemia global.
Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja- dores y a las personas más vulnerables.
Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable, que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.
En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar seguros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nuestra lucha colectiva. Nada.
Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanitario que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo construyen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas. Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedores tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad. Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comunidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia, solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia- les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.
Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.
Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Responderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.
Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsable, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.
Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos, a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores, profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar- los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos, estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia. Muchas gracias».