La hidrovía en manos del Estado, un paso imprescindible para ser dueños de nuestro futuro. Por Juan Carlos Alderete
Hoy vence la privatización de la hidrovia que ofició Carlos Menem en 1995. Esto abre la posibilidad de recuperar el control de nuestros rios y puertos para los argentinos. En aquel entonces, con esa privatización que fue parte de una política de entrega de nuestra soberania a las potencias extranjeras a cambio de migajas, se entregó la operación de la Hidrovía Nacional por 15 años al grupo de origen Belga Jan de Nul, asociado con el grupo de empresas argentinas EMEPA S.A. Luego, en 2010 se les concedió una prórroga de esa concesión por 10 años.
Lamentablemente el gobierno nacional esta desaprovechando esta oportunidad historica de recuperar parte de nuestra soberania ya que a través del Decreto 949/20 llamó a una nueva licitación internacional de la hidrovía, por lo cual, de concretasrse este DNU, esta seguiría estando en manos extranjeras.
Muchas somos las voces que decimos que estamos ante una posibilidad histórica de recuperar soberanía. El Estado Nacional, junto a las provincias, podría conformar la Hidrovía Sociedad del Estado, como inicialmente había anunciado en octubre del año pasado en Santa Fe el presidente Alberto Fernández. Los argentinos podríamos así recuperar la principal vía navegable de nuestro país sin costo alguno para el Estado. Lo que nos permitiría fundamentalmente recuperar el control de nuestros ríos. Y poder controlar el comercio exterior, frenando el saqueo y el contrabando, y fortaleciendo una política que permita recuperar una flota nacional de bandera.
Es falso el argumento de que no es conveniente ni posible formar una nueva empresa Estatal para el dragado y balizamiento del Paraná, puesto que esa empresa y los buques que dragan ya existen y son argentinos, como también lo es el personal embarcado. Además es una actividad altamente rentable.
Hoy más que nunca es imperativo terminar con el vandalismo fluvial y agroquímico que hace 25 años entregó el menemismo.
La licitación menemista estipulaba una agencia de control que jamás se implementó. Ante la falta de un sistema de inspección, el Estado argentino toma como documentación válida las declaraciones juradas que hacen las propias empresas multinacionales en los puertos. Es decir, que pueden transportar el doble de soja, trigo, maíz que declaran, o incluso sustancias ilícitas, ya que ningún organismo las controla. Algunas estimaciones aseguran que entre el contrabando minero y el agrícola, se fugan más de 20 mil millones de dólares por año.
El Ministerio de Transporte de la Nación destaca que a la Hidrovía ingresan 4.400 buques de porte oceánico por año, y que desde 2014 su administración genera una facturación anual promedio de 190 millones de dólares. Además, garantiza una tarifa de peajes en dólares.
Actualmente en Argentina los principales productos de exportación son transportados a través de la Hidrovía: soja, maíz, trigo, cebada, sorgo, arroz y maní y sus derivados, harinas, pellets y aceites. Cerca del 80 por ciento de lo que exporta Argentina sale por la Hidrovía.
EL CANAL DE MAGDALENA
Debido a cómo está trazada actualmente la hidrovía, los barcos que transportan carga argentina están obligados a pasar por Uruguay, en las zonas de Nueva Palmira y Montevideo.
Por este motivo, no se puede ir a los puertos del sur argentino sin pasar, obligadamente, por el puerto de Uruguay.
Con este nuevo proceso abierto, renace el plan para finalmente concretar el Canal Magdalena, una ruta navegable desde el lado argentino del Río de la Plata, que nos permitiría un ingreso independiente y soberano al Océano Atlántico, cuya planificación ya estaba acordada y aprobada antes del 2015.
Esta independencia traería además como beneficios una transferencia de millones de dólares por año por los peajes, servicios y reparaciones de buques, generando trabajo y producción en nuestro país. Junto con esto, es imprescindible la construcción de un puerto director estatal en el estuario del Rio de la Plata.
Tenemos que recuperar el Paraná, desarrollar el Canal Magdalena e iniciar un camino que nos permita recuperar nuestras vías navegables con un fondo de financiamiento, con impuesto al flete de lo que se exporta e importa para darle trabajo a los astilleros nacionales, refundar la Empresa Líneas Marítimas del Estado y restablecer la Administración Nacional de Puertos, disuelta por decreto por Menem. Es ahora y es posible.
No queremos nuestros ríos en manos belgas, inglesas, norteamericanas, ni chinas. Vamos por una hidrovía argentina en manos del estado y bajo control, cuidado y beneficio de nuestro pueblo.