8 de noviembre de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

La salud pública como camino hacia la salud universal. Por Enrique Pérez-Gutiérrez

El desafío global impuesto por la pandemia de Covid 19 durante este año, requiere una nueva forma de ver la salud para realmente valorarla como derecho humano fundamental. La experiencia sin precedentes que vive el mundo entero la convierte también en una prioridad que debe comprometer a todos los sectores, en todo momento, y no solo en este tiempo tan crítico.

Ante esta situación particular, el Día de la Salud Universal 2020 constituye una nueva oportunidad para seguir enfatizando sobre la importancia de asegurar que todas las personas, en todas partes, tengan acceso a servicios de salud de calidad, cuando y donde lo necesiten, sin exponerlos a dificultades económicas y con intervenciones que les permitan tener una vida sana para su desarrollo y bienestar humano.

Para lograrlo, hoy más que nunca es fundamental sostener el compromiso con la salud pública de calidad. Por tal motivo, la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) ha estado trabajando junto a los países miembros en actualizar y adecuar las funciones esenciales de salud pública (FESP) a las nuevas demandas de este tiempo. Dichas funciones son un conjunto de acciones y capacidades destinadas a proteger y mejorar la salud de toda la población. Surgieron del consenso de los países de la región de las Américas en el año 2000, a partir de una iniciativa que los convocó en torno a la construcción de un concepto común de salud pública, sus funciones básicas y un método para evaluarlas y fortalecerlas. Con posterioridad muchos países actualizaron las mediciones a nivel nacional o territorial, incluyendo a la Argentina entre ellos.

Estas estrategias han tenido gran relevancia frente a las reformas sectoriales que, hacia fines del siglo veinte, redujeron el rol rector en salud de los estados. Dichos procesos de transformación se caracterizaron por limitarse a la expansión de mecanismos de aseguramiento y financiamiento de los servicios de salud, consecuentemente, debilitando las funciones de salud pública.

En estos últimos 20 años las funciones esenciales de salud pública han sido un componente fundamental de la agenda regional para apoyar el fortalecimiento de la capacidad de los estados en tres áreas: la mejora de la práctica de la salud pública con foco en la atención primaria; el desarrollo de las capacidades en infraestructura en salud pública, y; el fortalecimiento del rol rector de la autoridad sanitaria nacional.

Después de dos décadas de esta línea de trabajo, nuevas condiciones económicas, sociales, políticas y epidemiológicas justifican la necesidad de actualizar algunas dimensiones conceptuales del abordaje de las FESP, como así también su aplicación metodológica y práctica. Todo este esfuerzo regional se está plasmando en una serie de lineamientos que recuperan, reconceptualizan y fortalecen su implementación, considerando las nuevas condiciones de salud de la población y sus determinantes sociales.

Reforzar y renovar estas funciones esenciales de salud pública de cara a los nuevos desafíos es una forma de avanzar hacia el fortalecimiento de los sistemas de salud que propicien el acceso universal, oportuno y efectivo de la población. Porque hoy, más que nunca, se nos impone proteger la salud de todas las personas sin ningún tipo de distinción. Solo así será posible un futuro más seguro, solidario, saludable y accesible.

Por Enrique Pérez-Gutiérrez, epidemiólogo y médico veterinario costarricense, representante interino de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina.

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