Una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero podría tardar décadas en producir efectos detectables en la temperatura global, advierte un estudio que publica la revista Nature.
Este trabajo, desarrollado por el Centro Internacional de Investigación del Clima de Oslo, en Noruega (CICERO, sus siglas en inglés), insta a «gestionar las expectativas» en este área, pues sus resultados sugieren que cualquier medida encaminada a mitigar la crisis climática exige compromisos a largo plazo.
Aunque existe un consenso generalizado en torno a la necesidad de reducir las emisiones antropogénicas para frenar el calentamiento global, no se puede detallar la escala de tiempo durante la que ocurrirán los cambios atmosféricos deseados, exponen los autores del estudio.
En ocasiones, observan, los debates públicos están marcados por asunciones sobre la inmediatez de las medidas de mitigación, pero el propio sistema climático se encarga de «ocultar» cualquier reacción a cambios abruptos a corto plazo.
Estudios anteriores han analizado esta cuestión en relación con la emisión de dióxido de carbono (CO2), pero se conoce menos la respuesta de la naturaleza a otros gases de efecto invernadero.
En este sentido, los expertos del CICERO, liderados por el científico Bjørn Samset, analizaron los efectos que provocaron en un modelo climático las reducciones abruptas de emisiones de varios gases, como CO2, metano y carbono negro.
Al examinar los diferentes escenarios imaginarios, comprobaron que los tiempos resultantes no pueden interpretarse como predicciones, pero ofrecen una aproximación a las escalas temporales sobre las que los cambios serán detectables.
En este sentido, constataron que una reducción significativa de ciertos gases, como el CO2, el óxido nitroso o algunos aerosoles, tardaría décadas en producir datos estadísticos computables sobre su efecto en la Temperatura Superficial Global Media (GMST, sus siglas en inglés).
A pesar de que no detectaron respuestas medibles a corto plazo, los autores destacan que la mitigación de las emisiones de los citados gases contribuye a rebajar el calentamiento en escalas temporales más largas.
En consecuencia, subrayan que la ausencia de efectos visibles a corto plazo en la GMST no debe servir como excusa para no acometer cambios inmediatos, pues recuerdan que estos necesitan tiempo para ser eficaces.