El comunicado emitido por quienes expresan hoy la representación de Juntos por el Cambio, firmado por los referentes de los tres partidos que lo integran, contiene una violencia y un desprecio por la convivencia y las formas del intercambio democrático que asombra y desnuda su falta de convicción con ese ideario colectivo.
No se puede decir cualquier cosa. No se pueden atravesar todos los límites.
El uso de la palabra pública supone proteger la relación con los que luego es necesario seguir debatiendo, para acordar o para disentir y para resolver las diferencias con el voto u otros procedimientos de la República. La convivencia es una condición necesaria de la democracia.
Las actuales autoridades de Juntos por el Cambio hablan todo el tiempo de autoritarismo mientras el desprecio por la convivencia los hace imaginar una democracia sólo habitada por ellos. Es decir, excluyendo a una parte significativa de la sociedad. Esa conducta es la negación misma de la democracia como sistema de vida para toda la ciudadanía. Sus prácticas destituyentes ya no pueden ocultarse detrás de un discurso sin convicción sobre la defensa de las instituciones.
Estos referentes de Juntos por el Cambio hablan todo el tiempo de terminar con la grieta mientras trabajan permanentemente para agrandarla.
Hablan todo el tiempo de República, de debates y de consensos y utilizan un acto criminal con consecuencia de muerte para intentar sacar de la agenda un tema como el del espionaje ilegal, el que involucra a importantes dirigentes del gobierno de Mauricio Macri, quienes no encuentran modos de defenderse basados en la verdad y la legalidad.
La inmoralidad suele ser una manifestación de la debilidad política.
La agresividad y la violencia una expresión de la falta de discurso.
El odio la continuidad de la impotencia por otros medios.
La manipulación de los grandes medios no sustituye a la política.
La profundidad de la crisis desatada por las dos pandemias —la que nos dejó como herencia la gestión de Juntos por el Cambio y la producida por el virus— hace necesario un sistema político que, con sus diferencias y acuerdos, trabaje en conjunto para devolver el país a una senda de progreso detrás de un proyecto de crecimiento con inclusión social.
La derecha fracasó como gobierno.
También está fracasando como oposición.