Las múltiples formas del racismo. Por Anny Ocoró Loango (*)
Durante mucho tiempo, el discurso racista ha estado presente en nuestras sociedades, asignando un lugar subalterno y limitando el acceso pleno a derechos ciudadanos a los pueblos indígenas y afrodescendientes. Las sociedades latinoamericanas buscaron negar las raíces negras e indígenas y sus aportes a la historia y la cultura de los Estados nacionales. Pero el racismo no sólo aparece en situaciones explicitas de segregación o discriminación. También se manifiesta en situaciones cotidianas, cuando el color de la piel se emplea para marcar a alguien como inferior o en algunos casos, como sucede en la Argentina, te desnacionaliza, o extranjeriza. A esas formas de racismo comúnmente no se las cuestiona. Se las ha naturalizado a tal punto que, a los ojos de quien no las vive pueden, pasan inadvertidas, pero no es fácil imaginarse cómo afectan a quienes las viven permanentemente.
Permítanme comentar dos experiencias recientes. En una universidad del Noroeste del país, durante una evaluación, una profesora le comenta a otra: «hay alumnos para recordar y otros que sólo serán uno más. Por ejemplo, de estas tres estudiantes, una es muy brillante, lo mismo su otra compañera, …y bueno sus apellidos avalan lo dicho, una es de origen italiano y la otra de origen alemán, … esta otra, estudia, se esfuerza, pero solo eso …. no más». La tercera estudiante a la que se refieren es una estudiante de origen indígena.
El segundo caso es el de Rosa, una estudiante indígena Cachambi que afirma que cuando se tiene un apellido indígena los conocimientos de esa persona se ponen en duda. Nos dice: «siempre se duda de nosotras, siempre tienen la certeza que nos irá mal y si demostrás con solidez tus argumentos, se sorprenden y te lo dicen. Podes plantear mil teorías y debates nuevos, pero si lo dice una indígena no lo toman en cuenta. Pero si lo dice alguien con apellido europeo, le aplauden, toman el aporte como súper relevante, aunque vos lo dijiste mucho tiempo antes. Los estudiantes que compartimos rasgos y apellidos andinos constantemente debemos demostrar que merecemos nuestro lugar».
Valorar más a una persona porque su apellido es de origen europeo o desmerecer a otra porque tiene apellido indígena muestra una clara situación de racismo. Sin duda el éxito o el fracaso escolar/educativo, no es algo que pueda reducirse solo a méritos o capacidades innatas. Como bien ha mostrado la sociologia de la educación, tiene una fuerte relación con las desigualdades estructurales en las que el racismo tiene mucho que ver.
Estas dos experiencias o situaciones muestran un tratamiento desigual, un trato injusto asociado el color de la piel o los rasgos fenotípicos. Estas formas de racismo cotidiano, presentes en nuestras instituciones de educación superior, erosionan la humanidad y dignidad de las poblaciones que las padecen. Las desigualdades étnico-raciales que afectan a las poblaciones indígenas y afrodescendientes, y de forma más profunda a las mujeres de estos pueblos, se ven acentuadas a través de distintos mecanismos tales como la ausencia de su historia en los currículos escolares, la invisbilización de sus aportes al conocimiento, de sus autores y de sus producciones académicas y científicas, la negación de sus aportes a la construcción de las identidades nacionales, las barreras que limitan su acceso pleno a derechos, a los bienes culturales y materiales de la sociedad, todos ellos factores que contribuyen a legitimar las desigualdades y a reproducir las desventajas acumulativas que afectan a estos pueblos. Según el informe de la ONU y la CEPAL «Los Pueblos Indígenas en América Latina». de 2014 «Los estudiantes indígenas que logran llegar a la educación postsecundaria y superior en América Latina son muy pocos en comparación con los no indígenas. Se trata del nivel educativo en que las brechas de acceso y permanencia de los jóvenes indígenas continúan siendo más altas». Estos pueblos, al igual que los afrodescendientes, enfrentan grandes limitaciones estructurales en la conclusión de sus trayectorias educativas en el nivel medio y en la educación superior.
Es fundamental emprender, en forma decisiva, políticas antirracistas en distintos ámbitos y en especial en el campo educativo. También es necesario direccionar las políticas de las instituciones de educación superior hacia metas que mejoren la equidad, el acceso, la permanencia y el egreso de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Estas acciones no resolverán en forma total el problema, pero nos permitirán avanzar en forma efectiva hacía la construcción una sociedad más democrática, plural e igualitaria.
(*) Doctora en Ciencias Sociales. Forma parte del equipo de investigación del Programa Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina (ESIAL). Integrante de la Cátedra UNESCO «Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina» de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.