«La Ciudad puso el primer clavo en el ataúd de las startups tecnológicas porteñas» declaró el legislador porteño por el bloque Confianza Pública, Marcelo Depierro.
«En la votación me abstuve porque es creo que resulta obvio decirlo pero la Ciudad de Buenos Aires se encuentra vedada geográficamente para realizar actividades económicas que son relevantes para otros estados provinciales en el país.» sostuvo y agregó » en la Ciudad resulta imposible la minería, la ganadería, la actividad forestal, la petrolera, la agrícola y otro montón de etcéteras. Lamentablemente, desde la votación de la ley que modifica el Código de Transporte para habilitar la app TAXI BA del gobierno porteño, también se está imposibilitando el nacimiento de incubadoras tecnológicas.»
«El gobierno porteño ha decidido autorizar el funcionamiento en forma exclusiva de una aplicación estatal desarrollada, sostenida y financiada con fondos públicos, es decir, con los impuestos que pagan todos los vecinos, viajen o no en taxi. En nombre de la gratuidad del servicio, en vez de buscar una competencia entre distintas aplicaciones que puedan generar un beneficio económico para los pasajeros o los conductores de taxi, se ha decidido promover un monopolio estatal.»
«Fomentamos y consumimos la idea romántica de las empresas de garaje que crean productos o aplicaciones que transforman la sociedad con una idea. Soñamos con la imagen de Wozniak soldando las primeras Apple, de Facebook naciendo en el dormitorio de una universidad, mientras que en la realidad, en vez de fomentar la innovación clausuramos las posibilidades de desarrollo de los nuevos emprendimientos.
Si una universidad o una empresa tecnológica quiere crear una app que vincule a un pasajero con un taxi habilitado, se encuentra vedado por ley… desde la sanción de esta modificación solo el estado puede brindar ese servicio.
La guerra que el Gobierno de la Ciudad y el gremio de taxistas han emprendido contra Uber nos está cegando sobre cuál es la verdadera pelea.
Las leyes permitiendo que se puedan bloquear aplicaciones, el
estado monopolizando las apps de transporte, lejos de perjudicar a Uber lo ayuda eliminando cualquier servicio superador que pudiera surgir.
La batalla con Uber ya está perdida. Pero está perdida porque el Estado ha fallado la estrategia. La decisión de prohibirla en vez de regularla nos lleva a la situación en la que tanto la gente como la empresa buscan vías alternativas para utilizarla.
La función del Estado tiene que ser brindar seguridad, salud, educación… no generar apps para bloquear el desarrollo de empresas. Nuevamente estamos equivocando las prioridades.
Si aplicaciones como Uber son ilegales es porque hemos fallado en dar una respuesta normativa a las nuevas tecnologías, ese es el desafío que tenemos por delante.» culminó.