El legislador porteño Diego García de García Vilas pidió al Ejecutivo que se implementen medidas para poner en valor las estructuras del Parque Avellaneda, uno de los más grandes y antiguos de la Ciudad de Buenos Aires.
A través de un proyecto presentado en la Legislatura, el diputado de Confianza Pública hizo hincapié en el valor histórico de los edificios que integran este espacio verde, como la Casona de los Olivera, el Natatorio, el Tambo, el Polideportivo, el Frigorífico, la Casa de la Reconquista y la Cremería.
La preocupación reside en que estas construcciones icónicas, que datan del siglo XVIII, están en riesgo: si bien existe un reconocimiento legislativo a la protección de su arquitectura (con la Ley 3.042) se encuentran en grave estado de abandono. Sumado a esto, vecinos denuncian que existen licitaciones de obras cuya ejecución, lejos de recuperar su valor, desvirtuarían las fachadas originales.
La historia del predio que da nombre al barrio comienza en las primeras décadas de 1700, cuando estaba en manos de la Hermandad de la Santa Caridad y funcionaba como colonia de verano para niñas huérfanas. Cien años después fue comprado por Domingo Olivera, quien transformó sus instalaciones en una estancia. A principios del siglo XX el Gobierno de la Ciudad adquirió la chacra e inauguró, en 1914, el Parque Avellaneda.
Canchas Peuser
García de García de García Vilas también presentó un Pedido de Informes sobre el uso que se le da al sector denominado “canchas Peuser” del Parque, que en numerosas ocasiones se convierte en sede de eventos sociales.
La iniciativa pide detalles referidos a la administración de estas canchas: quién está a cargo y como es el sistema que ofrece para determinar su utilización. Además, solicita datos sobre su mantenimiento y la posibilidad de realizar obras para revertir su deterioro.