Legislatura porteña: ¿Inicio de ruptura?
La Legislatura porteña es uno de los lugares donde el bloque del Frente para la Victoria trabaja en “unidad”. Sin embargo, con el correr de los meses, “tensiones” y “diferencias” aumentan. La votación dividida por la Agencia de Bienes no hizo más que acrecentar rumores de ruptura, que hasta ahora se evitarían.
Cuando terminaba la noche del 22 de noviembre de 2015 y el país asistió a su primer balotaje presidencial, el desazón que invadía el búnker del Frente para la Victoria, montado en el hotel NH Bolívar, resultaba ser más noticia que la alegría desatada con globos y música en la sede ganadora de Cambiemos.
A más de seis meses de la derrota electoral, vestigios de ese día aparecen en la escena del rearmado del espacio en el poder durante doce años. Sin embargo, internas colocan a un peronismo ortodoxo evaluando estrategias de resurgimiento en base a un alejamiento del kirchnerismo duro, plantado como oposición acérrima al Gobierno de Mauricio Macri desde su asunción.
La primera muestra de diferentes visiones fue en el Senado de la Legislatura bonaerense, donde también el mes pasado la Cámara baja vio al FpV dividirse en tres, pero sin duda la más notoria fue en el Congreso de la Nación. Eran vísperas del carnaval de febrero, cuando Diego Bossio pegó el portazo y se fracturó el bloque comandado por Héctor Recalde en la Cámara de Diputados.
Con esos antecedentes, la Legislatura porteña es el ámbito donde el Frente para la Victoria permanece por ahora unido, más allá de notorias diferencias internas. No obstante, en el conjunto de diputados de la Ciudad, que ejercen sus mandatos en el edificio de Perú 160, hay reconocida heterogeneidad y sus propios protagonistas admiten las “tensiones” y “distintas” miradas entre unos y otros.
Al encabezar la lista de candidatos para legisladores en la Ciudad, casi no cabían cuestionamientos a que el exministro de Trabajo, Carlos Alfonso Tomada, comandara la tropa en el Parlamento. Y así fue. La figura del presidente del bloque se traduce en la expresión de la “unidad”, pero el jefe tiene ardua tarea al querer unir planteos de dos sectores que hoy por hoy subsisten en el FpV de la Legislatura porteña.
Traspaso de la Policía Federal
Para remontarse a la primera prueba de fuego que el bloque superó hay que mencionar la votación de la transferencia de la Policía Federal Argentina a la Ciudad, para ratificar el convenio firmado entre el presidente y jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
En aquella sesión extraordinaria del 18 de enero, había legisladores que querían avalar en el recinto el reclamo histórico de vecinos, sobre seguridad. Pero pese al pedido de algunos, la presión de la mayoría de diputados logró que la abstención fuera la única opción para no demostrar “debilidad” en el debut del nuevo bloque. La división entre opiniones del sector PJ y núcleo del kirchnerismo duro evidenció una convivencia no tan fácil de cara al futuro.
Legisladores justificaron su voto porque el momento para tratar el tema era “inoportuno”. A poco más de un mes del nuevo Gobierno, aludieron a la detención de Milagro Sala en Jujuy y “todo lo que sucede en todo el país el último mes”. Además, criticaron la “ambigüedad” de cláusulas del convenio y señalaron que era “necesario” abrir “una discusión amplia y profunda para asegurar a porteños y porteñas su seguridad”.
Agencia de Bienes
Sin pasar desapercibida, la votación del Frente para la Victoria en el temprano 2016 quedó atrás y comienzo del período ordinario en marzo encontró al bloque sin mayores sobresaltos. Sin embargo, tensiones volvieron -y ahora con más fuerza- cuando el oficialismo porteño presionó para crear la Agencia de Bienes S.E, organismo que administrará bienes públicos de dominio privado de la Ciudad, que se estiman alrededor de 2.400.
La norma fue ampliamente rechazada por la oposición, vecinos y socios del club Tiro Federal Argentino. Pero en primera lectura su aprobación se dio gracias al acompañamiento del FpV. Entre los votos negativos estaban los diputados Pablo Ferreyra y José Cruz Campagnoli, actualmente integrados al bloque de Tomada.
Las aguas divididas y negativa de ocho legisladores, incluido el jefe de la bancada, volvieron atrás el proyecto y obligaron a que el Pro lo reservara en la Secretaría Parlamentaria. El kirchnerismo duro no quería cargar con la campaña impulsada desde fuerzas de izquierda, que denunciaban un nuevo “Pacto Pro-K” en el Parlamento porteño.
Negociaciones continuaron y finalmente, luego de aceptar una serie de modificaciones, el bloque amarillo reunió 40 votos necesarios. No sólo ahora contaría con seis voluntades de SUMA+ -que en primera lectura rechazó la iniciativa- sino que también votos del cuarteto pejotista del FpV: Gabriel Fuks, María Rosa Muiños, Silvia Gottero y Claudio Heredia. Fue este conjunto el que además propuso más cambios al texto.
Al votar, Fuks se abstuvo, como Carlos Tomada. Si bien el presidente del bloque era uno de los que iba a negarse a la sanción definitiva de la ley, reconoció en el recinto: “nuestro bloque a partir de miradas divergentes y coincidentes dará libertad de acción, habrá votos de rechazo y acompañamiento”. Más tarde, quiso cubrir la situación sosteniendo que votos divididos son “algo que pasa y pasará a todos los frentes y alianzas”.
Así, dentro del bloque persisten diferentes visiones entre legisladores que se recuestan en el peronismo clásico: María Rosa Muiños, Gabriel Fuks, Claudio Heredia y Silvia Gottero; y diputados que responden a diferentes organizaciones militantes: Paula Penacca y Javier Andrade (La Cámpora), José Cruz Campagnoli y Andrea Conde (Nuevo Encuentro), Lorena Pokoik (Unidos y Organizados), María Magdalena Tiesso (Peronismo Militante) y Pablo Ferreyra (Movimiento Proyecto Popular).
En la semana donde la Legislatura trató la Agencia de Bienes, rumores sobre ruptura se instalaron con más fuerza. División de legisladores en dos bloques, o más, aún no ocurrió, pero los que con espontaneidad hablan del tema, aceptan que el FpV atraviesa una “crisis” en el trabajo conjunto y porque todavía la fuerza política no se repuso del fracaso electoral. La opción de abstenciones masivas no se ve como solución que aplaque diferencias, ni garantizar continuidad.
En el bloque, la idea central es reunirse y “conversar” para encontrar caminos que resuelvan desacuerdos. Pero la estabilidad de la tropa no está asegurada y, en próximas discusiones de otras leyes del oficialismo, se verá hasta donde llega la voluntad de cada uno de los integrantes. Si siguen unidos, sólo diputados y el tiempo lo saben…