Los trabajadores y trabajadoras de comedores y merenderos y los agentes de salud barriales son esenciales. Por Juan Carlos Alderete
Estamos atravesando una situación muy difícil, el mundo está frente una verdadera guerra por las vacunas. En medio de la enfermedad y la muerte, las potencias y los monopolios muestran su verdadera cara. Violan descaradamente los contratos con los países oprimidos como el nuestro que reciben las dosis a cuentagotas. Lo denunció hace pocos días la Organización Mundial de la Salud: 10 países concentran el 95% de las vacunas.
Debemos inexorablemente apostar al desarrollo nacional de vacunas y medicamentos. Hay que potenciar los estudios de la vacuna argentina, la que está desarrollando la Universidad de San Martín y el Conicet, como así otras que aparezcan. Porque lo que vuelve a demostrar una vez más esta situación es que la dependencia siempre es más cara.
A la hora de la verdad las potencias priorizan sus territorios, y chantajean a los países dependientes como el nuestro para vendernos sus vacunas.
El otro gran nudo, es que hay una campaña mundial que ridiculiza la pandemia. Sectores reaccionarios se burlan de las medidas sanitarias contra la pandemia, ideologizan las vacunas, y hay una campaña de desinformación muy fuerte en los medios de comunicación. Incluso lo hacen sectores políticos que estuvieron en el gobierno hasta el 2019. Estos que recortaron el presupuesto salud, atacaron a los científicos, transformaron el Ministerio de Salud en Secretaría y llevaron a la quiebra a la única fábrica nacional de jeringas descartables, se burlan de las medidas sanitarias.
Por eso es muy importante desplegar una gran campaña por la vacunación, desplegar a todas las fuerzas vivas de la sociedad en Comités de Emergencia que difundan la necesidad de vacunarse, y preparen en cada barrio a los agentes sanitarios para llegar mejor preparados a los primeros fríos y la segunda ola de contagios.
Desde las organizaciones sociales emprendimos esa pelea. Organizamos un gran operativo solidario y una gran campaña con más de 150 mil voluntarias y voluntarios recorriendo los barrios de todo el país para aportar a la pelea por una vacunación masiva.
Sabemos que hay voluntariados en las universidades nacionales, 1800 estudiantes se inscribieron en la facultad de Medicina de Rosarios, 1500 en la Universidad de La Plata. Hay una gran predisposición en nuestro pueblo para encarar esta batalla por la vacunación.
Es imprescindible que estos voluntarios y voluntarias, al igual que quienes trabajan en comedores y merendero, que como reconoció el propio presidente de la Nación son esenciales, sean incluidos en las primeras etapas de vacunación.
Quiero agregar que estas compañeras, porque mayoritariamente son mujeres, han cumplido un rol muy importante en la pandemia, no solo en comedores y merenderos, sino con un amplio trabajo sociosanitario junto al programa Detectar, El Barrio Cuida al Barrio y llevando adelante todos los días centenares de postas sanitarias.
La situación es muy delicada y la batalla no va a ser fácil. Pero es posible ganarle al covid, para eso necesitamos más organización, más solidaridad, y defender nuestra soberanía.