«Macri, solo en el ring», por Claudio Naranjo
La historia argentina es relativamente corta en la proyección de la universalidad, no somos ni los griegos, ni romanos ni persas, no tenemos precisión si por nuestras tierras pasaron otras civilizaciones, somos barcos arribando a nuestras costas, somos ellos, los que traían la historia. Invadieron, persiguieron y asesinaron en nombre de la Espada y la Cruz a nuestros aborígenes; en el nombre de los Reyes Católicos y la Santa Biblia nos parieron. La historia cuenta que de los barcos gritaron ‘Tierra’, lo que la historia no cuenta es que hubiese pasado si se escribía desde los que gritaron ‘Barco’.
Desde que logramos nuestra Independencia, a costa de vidas que entregaron su sangre para librarnos del opresor, nos esmeramos continuamente en matarnos entre nosotros ¿por qué trazamos ese destino? Pareciera que por nuestros genes se inocula la violencia, la intolerancia; se repite a lo largo de nuestra corta historia la confrontación de las ideas primero y si no conseguimos que el otro piense como nosotros pasamos irremediablemente al terreno diabólico de la violencia sin grises.
Somos todo eso hasta que nos quedamos solos en el ring. El general Lavalle primero tuvo que deshacerse del coronel Dorrego para poder mostrar quién era realmente; el brigadier Juan Manuel de Rosas se tuvo que quitar de encima a Facundo Quiroga para iniciar su segunda etapa, ahí comenzó a verse al Restaurador a cara descubierta. El general Urquiza debió hacer lo mismo con Rosas para plasmar sus ideas; Roca, Yrigoyen y Perón fueron evaluados con precisión rigurosa por los historiadores cuando se quitaron de encima las sombras que cada uno de ellos cargo.
Illia, Frondizi, Alfonsín, Menem, Duhalde, Kirchner y Cristina jugaron con los mismos fantasmas hasta que quedaron solos ante la historia; todos enfrentaron sus primeras etapas contra el cierto pasado. Todos ellos se expusieron cuando el pasado desapareció y quedaron solos en el ring. Era la hora que los pueblos aguardan para ver en toda su dimensión quienes verdaderamente son. Y fracasamos todos, porque ellos no supieron transparentar sus ideas; pues ellos, fracasaron. Cuando llega ese instante de la historia, es el momento justo para mostrar sus quilates. Los fantasmas de la herencia recibida ya no están. Se es o no se es.
Hoy Mauricio Macri ha quedado solo en el ring de la historia. Su fantasma llamado Cristina ya no está. La imagen del 1° de Marzo en el Congreso habla por sí sola. La butaca abandonada del fantasma, el declive sonoro del pasado. Ya no quedan más argumentos, ahora es Macri ante la historia. La valoración que se hará de él, se llevará a cabo de ahora en más; recién el jueves Macri comenzó a gobernar el país, lleva sólo tres días por los cuales ya está siendo observado. Se acabaron las pruebas y errores, quedan pocas balas y son todas de plata. Él sabe que no puede ahora malgastar ninguna. Deberá urgentemente corregir el destino económico, ‘si vamos bien’ –como dijo- no puede ser silencioso el crecimiento. El crecimiento de una Nación es ruido constante, la maquinaria macrista debería ser una topadora en toda la gestión en su conjunto. No se crece por barrios o condados, el crecimiento debe ser Nacional.
Si un Ministerio no funciona, la culpa ya no la tiene Cristina. El funcionario debería renunciar; el equipo debiera ser uno solo, los que carguen con tarjetas amarillas, sería más prudente hacerlos abandonar el gobierno ante que queden con diez. Los amigos acá no juegan, estamos en octavos de la Champions. Los amigos debieran jugar amistosos en el country. El gobierno nacional desde hace tres días está jugando por los puntos.
El Presidente quedó solo en el ring. Es la hora de los que pasan a la historia. Queda en Macri elegir el lugar.
*Claudio Hugo Naranjo