Nisman, la verdad – Por Claudio Naranjo*
*Periodista y Escritor
Hay un país que aguarda la decisión de la Justicia, en el fuero Federal, para saber que le paso al Fiscal Especial Alberto Nisman ese fin de semana en enero de 2015; pareciera, que todo vuelve a indicar que el país se va a volver a dividir, entre los que quieren oír que fue un asesinato y los otros, la otra mitad, los que quieren oír que fue un suicidio. Existe una tercera y última posibilidad, aquella que dirá que fue un suicidio inducido.
En esta y más clara opción las aguas llegarán turbulentas a la costa de los argentinos, pues, entre unos y otros, habrá un sector que se sentirá más identificado con éste pronunciamiento que declare la Justicia; serán aquellos que querían oír que fue un suicidio. Pero estarían evaluando y leyendo equivocadamente el Código Procesal Penal, pues, el suicidio inducido, es primo hermano del asesinato.
En un suicidio inducido las partes comprometidas en la investigación, quedan en posición jurídica de Procesados; estos instigadores, no sólo provocaron el desenlace fatal, sino a su vez, son cómplices directo del suicidio de Fiscal Alberto Nisman.
Por tales motivos me pregunto, no ya a la sociedad, pero si a la querella, ¿cuál razón existe para no aceptar otro dictamen que no sea el asesinato? Pues, lo ignoro. Si decirles, que soy hijo de un padre que se quiso quitar la vida con un arma en su sien derecha y no lo logro. Vivió saludablemente 10 años más. Cerca de su muerte, meses antes, cenando solos en un restaurant cercano al Luna Park, una noche fría de otoño del año 1980, mi padre me confesó, el por qué de aquella decisión que nos marco a toda la familia. Mi padre, en el tiempo de aquella decisión acababa de cumplir 50 años, física y mentalmente se dejaba ver perfecto, había practicado profesionalmente el boxeo y era delegado de uno de los frigoríficos más importantes de la zona sur. No era depresivo, ni se lo notaba, en ese día ni en los anteriores con problemas que la familia podría ver notado. En la mesa de mi casa descansaban cómodamente dos pasajes a Córdoba con fecha inmediata al lamentable suceso. El subconsciente tomó por sorpresa al consciente de mi padre y lo llevó a la tragedia. Es, ese hombrecito que todos llevamos dentro nuestro, agazapado y aguardando el instante que el consciente pierda el control emocional de alguna situación que nos desborda.
Las hijas de Alberto Nisman, no tendrán la oportunidad de cenar con su padre dentro de 10 años y enterarse ¿qué paso esa trágica noche? Si mi padre hubiera muerto en su intento, jamás me hubiera enterado de lo que le paso por su cabeza aquella tarde de julio de 1970. Éste comentario viene a colación, que en aquellos 20 días que mi padre estuvo inconsciente y luchando por su vida, se tejieron mil y una hipótesis. Ninguna de ellas era la real.
Alberto Nisman estaba rodeado por circunstancias infinitamente mayores a la de mi padre. Nisman, no me cabe ninguna duda se fue abrazando a sus hijas, a las que ama hoy, esté donde esté. Ellas, sus hijas, necesitan la verdad y la verdad… las llenará de orgullo.
El Fiscal Especial Alberto Nisman, ya entró en la historia grande de todos los argentinos. Será un paso necesario y obligado de las futuras generaciones. En él… encontrarán los valores, que supimos tener.