Argentina debe expandir el mercado del crédito hipotecario para recortar el déficit habitacional estructural existente. Para esto, contamos con un instrumento legal adecuado que debe ser puesto en marcha por el sistema bancario; con miras al bien de la sociedad y bajo la lógica de la responsabilidad social empresaria.
En 2016 el Congreso de la Nación sancionó la ley 27.271 que creó un sistema de ahorro y crédito en metros cuadrados para el acceso a la vivienda. Esta normativa establece la Unidad de Vivienda –UVI- que refleja el costo real de la construcción. La UVI es una unidad fidedigna y un parámetro claro y operativo en el acceso al crédito para la adquisición, construcción y ampliación de viviendas.
Durante el presente año, el crédito hipotecario ha crecido en forma importante de la mano de la UVA (Unidad de Valor Adquisitiva), creada por el Banco Central. Si el crédito otorgado es para la construcción de vivienda la UVI refleja claramente la variación tanto de la cuota como del capital invertido, porque se actualiza por el índice de la construcción y no por el CER como lo hace la UVA. Urge entonces, la implementación de los créditos hipotecarios con la UVI como referencia.
La flexibilidad de las UVI hace que el sistema de créditos se adapte a la política de vivienda planificada por el gobierno nacional, provincial y a los municipios. Conforme al diagnóstico que realicen de la demanda de vivienda, pueden responder con el sistema de crédito correspondiente, subsidiándolo para darle accesibilidad y garantizar el cumplimiento de sus montos y sus plazos.
El buen pronóstico en el crédito repercute en forma favorable tanto en el mercado inmobiliario como en el de la construcción. Resta que las entidades bancarias cumplan lo establecido por el Congreso de la Nación y pongan en funcionamiento los créditos en UVI, tal como lo estipula la ley 27.271.
La contrapartida del acceso al crédito hipotecario a largo plazo es el ahorro a largo plazo. La UVI permite el ahorro en metros cuadrados, algo que da estabilidad y mantiene el valor de los ahorros en el tiempo, garantizando al ahorrista el valor del metro cuadrado de construcción. Además de conservar el valor de lo ahorrado, las UVI tienen otras ventajas: exención en bienes personales, mecanismos de ahorro gratuitos (cajas de ahorro), sistema de inversiones sin pagos de impuestos para dar valor a ese capital mientras se está acumulando (exenciones en el impuesto a las ganancias) y la posibilidad de invertirlas para generar más capital (plazos fijos). Lamentablemente, hoy la sociedad no cuenta con una oferta de consolidada de instrumentos de ahorro en UVI, cuenta pendiente de las entidades bancarias.
Históricamente, los argentinos somos sensibles a las fluctuaciones del dólar y estamos acostumbrados a atesorar en esa moneda extranjera, atado a saltos bruscos en la cotización e incertidumbres económicas. Por estabilidad y arraigo cultural, el ahorro en ladrillos que permite la UVI puede competir directamente con el ahorro en dólares, demos esta posibilidad a los argentinos.
El presidente del Banco Ciudad anunció que esta institución lanzará una línea de créditos en UVI para empresas relacionadas con la construcción. Esto debe ser un ejemplo a seguir por el resto de los bancos en nuestro país, porque es innegable la responsabilidad social que tienen y la posibilidad de dar respuestas a la demanda actual de créditos para vivienda. En este sentido, urge que el Banco Central participe en forma activa en la aplicación real de la ley 27.271. Eso necesitamos, responsabilidad y compromiso sincero para el desarrollo de un sistema sustentable de ahorro y crédito en Argentina.
*Senador Nacional por UCR-Mendoza