Por Federico Addisi
En los últimos días, en la Provincia de Santa Fe, la Red Viva efectuó una denuncia por violación a los derechos humanos de las mujeres, niños y adolescentes por parte de los jueces Liliana Michelassi y Fabio Della Siega , juzgados de familia Nro 2 y 3 respectivamente de dicha ciudad; exigiendo la correspondiente investigación y juicio político sobre los magistrados.
A tal efecto se reunieron con integrantes de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputadas y Diputados, que preside Lionella Cattalini quienes prometieron analizar las pruebas presentadas.
Las denunciantes fundamentan su postura en que las mujeres son sometidas a un «proceso tortuoso al igual que los hijos/as por parte de los magistrados».
La ONG subraya que «durante todo el proceso, el comportamiento y la VIDA PRIVADA de las madres pasaron a ser un tema de especial atención, provocando la construcción de una imagen de «mala madre» generadora o merecedora del arrancamiento de su hijo, desviando el foco de las demandas e investigaciones, de origen penal, a través de alusiones al pseudo científico síndrome de alienación parental y la aplicación de su teoría de la amenaza, invadiendo la privacidad y doblegado la voluntad de las mujeres bajo amenaza de arrancamiento de sus hijos».
Veronica Quiroga, presidente de la Red Viva sostiene que el mecanismo descrito
«pone en evidencia un accionar perverso por parte de los jueces para la ejecución de su cometido mediante una violencia vicaria manifiesta: SE UTILIZA AL NIÑO PARA SILENCIAR Y CASTIGAR A LA MADRE, YA NO SOLO DE PARTE DE LOS VICTIMARIOS SINO POR LOS PROPIOS JUECES Y EFECTORES DE LA JUSTICIA». Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y perita judicial define la violencia vicaria como «…una violencia desplazada, por interpósita persona. A quien se quiere dañar es a la madre y para eso se utiliza a hijos e hijas. Es una forma de violencia machista: el maltratador sabe que el daño a hijos o hijas es un daño irreversible para esa mujer. Sabe que de ese golpe ella no se recuperará jamás”. Para Vaccaro toda violencia vicaria es maltrato infantil dirigido exclusivamente a dañar a la mujer: “Tiene que entenderse que un individuo violento para la mujer lo es también para sus hijas e hijos. Es un error disociar el rol de pater familia por encima de los derechos de niñas y niños. Se disocia la peligrosidad… No discutimos aquí el cuidado compartido entre padre y madre, que además conlleva una responsabilidad y un deber desde el momento del nacimiento y no a partir del divorcio».
Algo funciona irremediablemente mal en los juzgados de familia de Santa Fe porque quién escribe estas líneas tiene conocimiento de primera mano de un caso aún más grave que los denunciados.
Un «padre» golpeador y que ejerció todo tipo de violencia sobre su ex esposa y su hijo menor; a pesar de tener denuncias en su contra, perimetrales, y demás, es beneficiado por un juez ordenando «revincular» al menor con el padre ausente. Cayendo en la ignominia y avasallamiento sobre la mujer de tener que ver a quién fuera otrora su victimario pasando por alto las disposiciones legales que establecían la perimetral antes mencionada.
Ante esto sería importante, como dice Sonia Vaccaro «…que las evaluaciones acerca de a quién se le otorga la custodia o la convivencia de la hija o el hijo estén basadas en la responsabilidad histórica de cada uno de los progenitores.»