8 de noviembre de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Posporno, feminismo y mujer objeto

Federico G. Addisi Por Federico Gaston Addisi *


El día miércoles próximo pasado tuvo lugar un nuevo acto de  degradación ética y moral a las que nos tiene acostumbrado el progresismo en su faceta de feminismo radicalizado. En esta oportunidad no se trató de carteles pintados en cuerpos desnudos con consignas como “si luchamos los matamos a todos”, o “ni un macho más”. Tampoco del tristemente célebre “encuentro de mujeres” dónde se quema la figura del Papa, se pinta con aerosol la catedral y se tiene sexo explícito. No señor. Nada de eso. La vulgaridad y autodenigración todavía podían más sin siquiera barruntar  lo inmensamente lejos que están de ser personas, de perfeccionarse como tales, de cultivarse y de alcanzar la excelencia en el orden del Ser.

En esta oportunidad fuimos sorprendidos (lo fuimos?) por lo que se dio en llamar “Miércoles de placer”, organizado por el área de Comunicación, Géneros y Sexualidades, integrada por investigadores, docentes y estudiantes de la UBA de la Facultad de Ciencias Sociales en un degenerado acto denominado “Posporno”. El mismo consistió en escenas grupales de sexo explícito, un micrófono en la vagina de una mujer y prácticas sadomasoquistas.

Diego de Charras, director de la carrera de Comunicación afirmó que se trató de “una actividad artística, una intervención performática de vanguardia” y añadió: “Cualquier persona que sabe algo de vanguardia sabe que desde el mingitorio de Duchamp para acá, de lo que se trata es de escandalizar”. En tanto que las “autoras intelectuales” del triste “espectáculo” definían lo sucedido de la siguiente manera: “El posporno -definen Pasik y Cukar en su libro- transita la delgada línea entre la filosofía y la estética, podría resumirse en que es soft porno con una idea o postura ideológica detrás. Es sexualidad pública sin coito que la haga triple X, material que puede calentar y/o ser exhibido en una galería de arte».
Y estos artistas e intelectuales son los que pretenden reivindicar a la mujer. Cuando en realidad son quienes más la “cosifican”. Cuestión de la modernidad.

Es esta postmodernidad la que  nos ofrece un paradigma de mujer cuyo modelo pareciera ser el exhibicionismo desvergonzado de un cuerpo “armoniosamente anoréxico”. El culto al físico por un lado, y al desborde sexual por el otro, son caras de una misma moneda. Se trata de vender una imagen de mujer exitosa;  moderna y desenvuelta; para alejarla de su rol más importante en la sociedad; como lo es el de madre de familia. Este proceso no es casual y dentro de la lógica del mundialismo es perfectamente entendible. Todo lo que sea tendiente a debilitar a la familia, siendo ésta la comunidad primera y la mas próxima a la naturaleza; son elementos válidos. Es hora de tomar conciencia que el ataque a la familia, es un ataque a la sociedad en su conjunto, ya que es justamente la familia la que debe fomentar de un modo ejemplar aquellos sentimientos y valores que son propios de la vida en comunidad, como son el amor y la fidelidad, el respeto y la confianza. La familia es parte y miembro del estado, y está destinada a formarlo, ya que conserva y engrandece la Nación gracias a su fecundidad. Es una célula de la sociedad aunque antropológica y teológicamente es anterior a ella. Por esto afirmamos que la institución familiar tiene derechos naturales y a su vez, el Estado tiene obligaciones para con ella. El Estado debe respetar y amparar a la familia y sus derechos fundamentales; proteger incondicionalmente los valores que aseguran la misma: el orden, la dignidad humana, la salud y el bienestar, favorecerla de todos los modos  que estén a su alcance. El fundamento de estas obligaciones es el carácter natural de la familia y la misión misma del estado de velar por el bien común.

La estrategia de debilitar la figura de la mujer como forma de atacar la estructura familiar, no es nueva. Si se examina la historia se puede ver claramente que en la decadencia de toda civilización cuando se comienza a vislumbrar un cambio de poder y/o modelos, surge el tema de la destrucción de la familia. Para lograr el objetivo se recurre previamente a la degradación de la mujer, se procura despojarla de toda vergüenza, proclamar su “liberación”, el derecho a que ejerzan “el amor libremente”, su igualdad con el hombre en los roles de la vida (violando el orden natural), y la exaltación  “del feminismo militante”. En su afán de disociación, el imperialismo y las entidades que responden al Nuevo Orden Mundial (para los distraídos informamos que quienes vienen impulsando este engendro del “posporno” son lesbianas españolas que andan por el mundo difundiendo su desverguenza), apuntan a hacer estragos en la primera célula social; transformando a la sociedad toda, en un cuerpo enfermo, proclive a todo quebrantamiento. Además del ataque a la mujer, se busca debilitar la célula familiar a través de campañas que promuevan la pornografía, la homosexualidad, el aborto, etc. Todos estos signos indican una profunda decadencia moral, con el agravante de que estos elementos están al servicio de la penetración cultural que proviene del exterior. Los medios de comunicación no son más que usinas de transmisión por las cuales se pretende igualar el concepto de libertad, con el de libertinaje. Se le rinde culto al lema de “prohibido prohibir”, partiendo de la falsa premisa de que el hombre no tiene espíritu y por ende no hay nada que proteger. Este materialismo desemboca en un inhumano permisivismo en el que “todo vale”. De esta manera se llega a la ridiculez de que sea elegida como mujer del año…un travesti!!! Detrás de la manipulación de la sexualidad se esconde, como se ha dicho, un auténtico intento de cambio social y cultural. Esta presencia del homosexualismo desafiante y militante tiene el patético signo del modernismo que; primero negó a la Iglesia, luego a Dios, y ahora intenta destruir al hombre mismo, aunque esto engendre tal vez, su propio final. Ante semejante cuadro, no dudamos en rescatar el concepto cristiano de mujer en su acepción de señora, esposa y madre de familia, sin por esto negarle el correcto desempeño que puede lograr en las ramas del saber, el comercio, la política, o las instituciones sociales en pie de igualdad con los hombres.

Finalmente nos resultan proféticas las palabras de Don Juan Manuel de Rosas al asumir su segundo gobierno: “Ninguno ignora que una fracción numerosa de hombres corrompidos, haciendo alarde de su impiedad y poniéndose en guerra abierta con la religión, la honestidad y la buena fe, han introducido por todas partes el desorden y la inmoralidad, han desvirtuado las leyes, generalizado los crímenes, garantizado la alevosía y la perfidia. El remedio de estos males no puede sujetar a formas y su aplicación debe ser pronta y expedita. La Divina Providencia nos ha puesto en esta terrible situación para probar nuestra virtud y constancia. Persigamos a muerte al impío, al sacrílego, al ladrón, al homicida y, sobre todo, al pérfido y traidor que tengan la osadía de burlarse de nuestra buena fe. Que de esta raza de monstruos no quede uno entre nosotros (…)”

FEDERICO GASTON ADDISI es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).


 

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