Gustavo Vera pareciera predestinado a no ser uno más y pasar sin ton ni son en La Legislatura porteña. Como hecho simbólico e inédito para la Legislatura porteña, colocó la silla del legislador a disposición del ciudadano cuando ingresa al despacho. El sillón más grande de los despachos fue colocado delante de la mesa de recepción para el ingresante se sienta cómodo a la hora de denunciar, consultar o proponer.
El presidente de la Fundación La Alameda y amigo personal del papa Francisco, en la primer sesión que participó, se refirió a la influencia del crimen organizado en los saqueos e intercedió en un proyecto de declaración por las complicaciones en la inscripción en los colegios.
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