Principios. Por Matías Navarrete (Parlamento & Fe)
«Serás lo que debas ser o no serás nada.” Cualquiera que leyera esta frase podría
suponer que su autor fue algún filósofo existencialista o un pensador antiguo tal
vez. No fue exactamente un filósofo, aunque sí un gran pensador. La frase
pertenece al General José de San Martín. Si alguien no le conociera probablemente
se preguntaría quién fue el autor de dichas palabras y si llegó a ser lo que debió ser.
Don José de San Martín, “el Padre de la Patria”, “el Libertador de América”, títulos
que seguramente nunca ostentó tener, pero que por su legado la historia le
concedió.
¿Más, quién fue el hombre detrás de los títulos? San Martín fue un hombre de
renunciamientos, de grandes virtudes y principios. Su vida se caracterizó por las
renuncias que abrazó a lo largo de los años y que definieron su forma de ser.
Reiteradas ocasiones renunció al poder, a la gloria personal y a las riquezas
materiales, confirmando un estilo, un modo de proceder. En una ocasión
manifestó que a la Patria “se debe sacrificar sus intereses y vida, pero no su honor y
principios.” La abnegación, la austeridad y el altruismo, sobre todo este último,
caracterizaron la vida del General, una vida centrada no en su egoísmo sino en el
servicio a los demás.
San Martín fue un ávido lector de una interesante biblioteca personal, quizá de
allí adquirió la sabiduría y los principios sobre los cuales vivió. Lo cierto es que,
como dijo el historiador Enrique Mario Mayochi, “poseía una inteligencia poco
común y sus conocimientos iban más allá de los propios de una estricta formación profesional.” Fueron sus principios los que destacaron el ser por sobre las
epopeyas, las glorias y los títulos. San Martín expresó que en la falta de ellos “es
donde está el verdadero mal” de una Nación que busca su libertad y no la
encuentra. Lo concreto es que en la vida de San Martín logramos ver la conexión
que existe entre el deber ser y los principios personales, a los que todo ser humano
está llamado a responder.
En esta ocasión, a 171 años del aniversario de su fallecimiento, podemos preguntarnos: ¿Será que estamos demasiado lejos de vivir en los principios que guiaron al Libertador, tanto en su vida pública como privada? ¿No nos estaría permitido tomar la herencia que nos legó el Padre de la Patria en sus enseñanzas delimitar el modelo de su conducta?
Un proverbio de la Biblia dice: “Son muchos los que proclaman su lealtad, pero ¿Quién puede hallar a alguien digno de confianza?” Este proverbio podría relacionarse a la persona de Don José de San Martín, quien se convirtió en lo que debió ser; ¿Y qué de su posteridad?
El deber ser significa una invitación abierta hacia el potencial que podemos desplegar como verdaderos hombres y mujeres libres en la búsqueda por el descubrimiento del sentido personal y nacional. Necesitamos de la sabiduría práctica de San Martín para vivir y, entender quizá, que muchas veces será mejor que nuestras convicciones nos limiten antes que poner límite a nuestras convicciones. Cultivando así mismo un espíritu de unidad y evitando todo aquello que cause división.
Este último es el principio que gobernó la existencia de San Martín y el fundamento por el cual sacrificó cualquier tipo de interés personal ¿Estaremos a la altura de un desafío así? Basta añadir que el hilo conductor de todo el mensaje bíblico tiene que ver con esta idea: Renunciar a nuestro ego para servir a los demás desinteresadamente.