Javier Milei llegó a la política argentina y rompió los esquemas. El economista —según se define— “liberal libertario” logró lo que no lograron otros: colarse entre los espacios hasta ahora dominantes, el peronismo del Frente de Todos y el espacio del expresidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio.
Para comprender el fenómeno reciente de la política argentina, hay que remitirse al origen. Milei cultivó su popularidad rotando en sets de televisión como comentarista económico. Con su estilo vehemente y provocador, rápidamente se volvió un personaje indiscutido del prime time local, y algunos rasgos excéntricos de su personalidad terminaron de impulsarlo al estrellato televisivo.
Algunos ejemplos del estilo de vida que hizo públicos: vive con cinco perros mastín inglés que pesan alrededor de 100 kilos cada uno, de los que dice que son su familia y cuatro de ellos tienen nombres de economistas que admira: Milton (Friedman), Murray (Rothbard), Robert y Lucas (ambos por el nobel estadounidense Robert Lucas). Dijo que, en caso de asumir la presidencia, su hermana Karina podría convertirse en primera dama. Contó prácticas poco convencionales de su intimidad: “Soy profesor de sexo tántrico”.
Su irrupción en la política
Durante sus apariciones en la pantalla, comenzó a coquetear con la idea de iniciarse en la gestión pública, y en agosto de 2020 concretó el gran salto: lanzó su precandidatura presidencial para 2023. Fue el primero en hacerlo.
En 2021 concretó el desembarco en los cargos públicos. La Libertad Avanza, su partido, logró dos bancas en la Cámara de Diputados. Una la ocupa él, la otra su precandidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel. Y en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de este domingo se impuso como el candidato individual más votado.
Su carta de presentación es ser el candidato de lo que llama “anti casta política”, una referencia a lo que, según él, serían los políticos tradicionales, privilegiados de la actual situación, que no quieren el cambio. Su lema: “No vine a guiar corderos, vine a despertar leones”.
Mientras los otros partidos políticos dirimen sus internas, Milei instala temas en el debate público. La dolarización de la moneda y cerrar —“dinamitar”, en sus palabras— el Banco Central son dos de las medidas que repite como un mantra. Semanas atrás, anunció la incorporación de dos asesores económicos a su partido: Roque Fernández y Carlos Rodríguez, ambos altos funcionarios de la presidencia de Carlos Menem (1989-1999). Después de la bienvenida, Rodríguez contradijo a Milei en medios locales al declarar que “dolarizar la economía en diciembre o el próximo año es imposible”. También aclaró que la eliminación de la principal entidad bancaria “es solo un eslogan de campaña”.
En una entrevista con nuestro colega Andrés Oppenheimer adelantó que sus reformas de segunda generación incluyen la desregulación de la economía y el desarme de los programas sociales con la perspectiva de que todo eso le lleve unos 15 años de gobierno.
El diputado de La Libertad Avanza no deja de generar polémica. Se manifestó a favor de la libre compraventa de armas de fuego y de órganos humanos. “¿Por qué todo lo tiene que regular el Estado? Mi primera propiedad es mi cuerpo”, dijo. Acto seguido, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) repudió sus dichos y recordó que el comercio de órganos está prohibido por ley.
En cuanto a la ley de interrupción voluntaria del embarazo, es un claro opositor: “A nosotros nos caracteriza la defensa del derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad”, dijo en una entrevista reciente.