17 de noviembre de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Reforma electoral en la ciudad», por Diego Lombardo

*Diego Lombardo

Los Legisladores porteños se encuentran en la recta final del debate sobre lo que finalmente debería ser la sanción del Código Electoral propio para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tras 22 años de aprobada la Constitución local, y sin haberse regulado un pilar fundamental de cualquier democracia como es el Derecho de Sufragio.
No cabe ninguna duda que es un gran avance para consolidar la autonomía del distrito, pero sin embargo los proyectos presentados requieren de un profundo análisis y discusión, no solamente por parte de las fuerzas políticas, sino también de las asociaciones y especialistas en derecho electoral.
En ese sentido, uno de los puntos de mayor conflictividad radica en la modalidad en la que se lleva a cabo el sufragio. Recordemos que desde el año 2015, la Ciudad viene desarrollando sus elecciones mediante el sistema denominado Boleta Única Electrónica. Salta, San Luis y Neuquén, entre otros, son los distritos que también implementaron esta modalidad. El proyecto oficial elevado a principio de año por el Ejecutivo porteño, ratifica la posición del oficialismo de mantener este sistema tecnológico, que se presenta como un semi-voto electrónico donde el ciudadano puede seleccionar su opción electoral mediante una máquina electrónica contenedora de la oferta electoral completa, introduciendo una papeleta con un chip, previamente entregada por la autoridad de mesa.
Esta modalidad es centro de profundas críticas por los expertos y las organizaciones dedicadas al derecho electoral, ya que de ninguna forma se encuentra garantizada la transparencia del proceso toda vez que el hardware y el software, los cuales son provistos por empresas privadas, pueden ser alterados para manipular el secreto y la integridad del voto. Tal es así que de todas las experiencias que se llevaron a cabo a nivel mundial, ninguna pudo atravesar las auditorias de seguridad efectuadas por especialistas en seguridad informática, por lo que este sistema está siendo desechado. El caso más cercano se produjo en Brasil donde Diego Aranha, especialista y auditor del sistema de voto electrónico en ese país, pudo expresar que “era posible violar el secreto y la integridad del voto. Demostramos cómo era posible hacerlo. (…) Encontramos que era un sistema electrónico de votación malo y que con ataques externos o internos, pueden modificar los resultados para cualquier candidato”.
Sería un grave error depositar en empresas privadas la responsabilidad de aportar las herramientas que deben garantizar a la sociedad toda, el pleno ejercicio de los derechos cívicos, políticos y electorales. En ese sentido, la Cámara Nacional Electoral en el año 2015, mediante la acordada extraordinaria N° 100, puso de manifiesto que “cabe señalar -teniendo en cuenta la experiencia de otros países (vgr. Alemania, Austria, Holanda, etc.)- que las opciones tecnológicas no pueden implicar una transferencia, ni una dependencia, del poder público respecto de empresas comerciales pues, en términos llanos, la soberanía política no se puede privatizar”.
Ahora bien, ¿Cuál sería la alternativa superadora? La Boleta Única. Este sistema que en nuestro país es utilizado por las provincias de Córdoba y Santa Fe (con sus dos variantes). En la primera, el procedimiento implica el despliegue de toda la oferta electoral en una sola papeleta que es entregada al elector por la autoridad de mesa y tras optar por los candidatos, devuelta para ser introducida en la urna sin necesidad de un sobre. Por su parte, en la provincia de Santa Fe se destaca una modificación en el sistema de Boleta Única y que, teniendo en cuenta la experiencia y los resultados, sería la opción más eficaz para implementar en la Ciudad de Buenos Aires. Aquí el ciudadano recibe una boleta por cada categoría electiva, entonces en el caso que nos convoca, para las próximas elecciones donde se elige Jefe de Gobierno, Senadores Nacionales, Legisladores y Juntas Comunales, cada votante recibiría 4 papeletas.
El punto más importante radica en la atribución que recae sobre el Estado de imprimir y distribuir las boletas, garantizando de esta forma que todas las opciones de candidatos puedan estar al alcance del electorado en todas las mesas del distrito, esto es, que el Estado tenga la responsabilidad de garantizar la máxima transparencia a lo largo de todo el proceso electoral, afianzando la herramienta más poderosa que tiene la democracia: el voto popular.
Entonces, con el sistema de Boleta Única se vería garantizado no sólo el derecho a elegir sino también a ser elegido y se reduciría de forma drástica el gasto en boletas partidarias, teniendo en cuenta que únicamente se reparten, por cada elector, tantas papeletas como categorías existan. Por otra parte, se agiliza y facilita el escrutinio, por lo que simplifica la tarea de las autoridades y fiscales de mesa. De todos modos, se debe agregar a la discusión la regulación de esta etapa final del proceso electoral, que es la más importante. Por lo tanto, la adopción de la Boleta Única debería acompañarse con otro tipo de medidas que brinde garantías para la transparencia del escrutinio, donde los agentes de la Justicia electoral deberían cumplir un rol fundamental.
Todo nuevo procedimiento implica a su vez, la tarea de capacitar a la población mediante cursos, talleres y charlas para que el día de los comicios se pueda desarrollar de la forma más ordenada posible y que cada ciudadano pueda efectuar su voto teniendo pleno conocimiento del proceso. La experiencia indica que en todas las provincias donde se implementó la Boleta Única en papel, el procedimiento fue exitoso.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra en los umbrales de su autonomía electoral al sancionar su propio Código, obedeciendo al artículo 82 de su Constitución. Los Legisladores tienen la responsabilidad de afrontar el debate teniendo como horizonte el fortalecimiento de la democracia participativa, en este caso, a través de los sistemas electorales, tal como reflexionaba Ortega y Gasset: “La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario. Sin el apoyo del auténtico sufragio, la instituciones democráticas están en el aire”.

*legislador porteño de la Comuna 8

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