14 de noviembre de 2024

NCN

Para que el ciudadano tenga el control.

Resumen porteño: ahora con perfil bajo

Con Macri presidente, la gestión porteña dejó de ser la caja de resonancia de la política nacional; Rodríguez Larreta oscila entre trazar su estilo o ser un continuador.

Cómplices, Rodríguez Larreta, Vidal y Macri, en una obra del Sarmiento

Cómplices, Rodríguez Larreta, Vidal y Macri, en una obra del Sarmiento.

El derrotero de Pro trazó una curiosidad desde la reconfiguración del poder a partir de diciembre de 2015. La política doméstica de la ciudad de Buenos Aires, distrito de origen de la fuerza macrista, quedó casi fuera del radar y lo que sucede ahora allí dejó de ser la caja de resonancia de la política nacional.

Conflictos porteños fueron durante últimos ocho años una suerte de experimento de lo que finalmente sucedió en elecciones presidenciales del año pasado. La ciudad fue el campo de batalla donde se libraron decenas de enfrentamientos entre el kirchnerismo y macrismo. Muchas pujas resultaron ajenas e inútiles para la gran mayoría de argentinos. La pulseada durante más de 20 meses por el traslado del Monumento a Colón sirve apenas como muestra.

Con Mauricio Macri en la Presidencia y María Eugenia Vidal al frente de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta custodia silenciosamente la hegemonía en el distrito que le sirvió a Pro de trampolín. Con estilo propio, el jefe de gobierno porteño se esfuerza por diferenciarse de su antecesor. En formas y el día a día. Pero, sobre todo, la apuesta a futuro. Rodríguez Larreta aparenta ser un continuador, pero en el fondo busca dejar su huella con proyectos de obra pública mucho más ambiciosos que el Metrobus y bicisendas, caballitos de batalla de la gestión pasada.

El nuevo gobierno porteño se propuso urbanizar villas y convertirlas en barrios. Es el principal proyecto de Rodríguez Larreta y demandará dos etapas. La primera avanzará en un 40% hasta 2019. El resto se haría en cuatros años siguientes, según el plan oficial. La urbanización contempla apertura de calles, agua potable, cloacas y tendido eléctrico. Cuentan en pasillos de la Legislatura que hubo una suerte de pacto secreto entre oficialistas y opositores para que esta iniciativa no sufriera eventuales contratiempos políticos y presupuestarios.

Rodríguez Larreta supone que el proyecto es hoy viable por una sola razón: porque la Nación y la Ciudad son ahora del mismo color político. Los primeros pasos de la urbanización se dieron en la villa 31, que son tierras nacionales. Aysa, que también depende de la administración central, ya trabaja en la zona. «Además, logramos acceder a créditos que antes nos rechazaban», argumentan cerca del jefe de gobierno.

Desde la oposición no kirchnerista también perciben que el alineamiento con la Casa Rosada generaría réditos. Graciela Ocaña, legisladora de Confianza Pública, piensa así: «El cambio más notorio es que ahora se solucionan problemas porque hay diálogo entre Nación y Ciudad. Ya no hay tensiones de antes. Se traspasó la Policía Federal con fondos y su debido presupuesto, no como se pretendía hacer antes. Se podrá ahora urbanización villas porque son asentamientos nacionales». Ocaña es una opositora light: mantiene su respaldo al macrismo con intencionalidad: apuesta a ser designada defensora del pueblo de la Nación.

Cumbre de gobernadores, pero Vidal y Larreta hablaron a solas
Cumbre de gobernadores, pero Vidal y Larreta hablaron a solas. 

Desde el Frente para la Victoria (FPV), cuyo poder en la Ciudad comenzó a diluirse en sintonía con su caída en el país, surgen voces críticas en esta suerte de camino hacia la autonomía porteña. «Transferencias de competencia avanzan erráticamente, sin participación de la Legislatura ni sociedad. Policía, Justicia y juego no se discuten con tiempos e información necesaria para su tratamiento adecuado», señala Carlos Tomada, jefe del bloque de legisladores del FPV.

El traspaso de la Policía Federal (PFA) es acaso el mayor hito en este cambio de etapa. La Ciudad tiene ahora bajo su órbita 25.000 agentes. Rodríguez Larreta tiene dos desafíos: «anticuerpos» de la PFA, como se refiere en la intimidad a males de la fuerza, y reducir la brecha de episodios de inseguridad y tasa de homicidios que hay entre zona sur y norte de la ciudad.

El control de la PFA abrió a Larreta un inesperado foco de conflicto con Casa Rosada a partir de la expansión de cortes de calles y piquetes en territorio porteño. Administración central lo presiona para ejecutar el protocolo antipiquetes, pero en Ciudad argumentan en reserva que es inaplicable. Larreta quiere evitar violencia porque está convencido de que organizaciones sociales más radicalizadas apuntan contra Macri y buscan una víctima para acusar al Gobierno de «represor» y «criminalizar la protesta». Detrás de este ida y vuelta, surge una interna entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par porteño, Martín Ocampo. Diferencias son amplias e irían desde el protocolo antipiquetes hasta la política de seguridad deportiva.

En el espejo con Macri, Rodríguez Larreta tiene diferencias y similitudes en cómo ejercer poder. Le gusta distinguirse de su jefe político en contactos cara a cara con la gente de la calle. Hiperactivo, se reúne en bares, camina barrios y sus visitas a vecinos suelen ser azarosas, lejos de timbreos escenificados y sin prensa que encabeza el Presidente. Ambos, sin embargo, explotan el potencial de redes sociales, verbo melodioso plagado de eslóganes que caracteriza a Pro.

En la práctica hubo algo que los emparentó y fue motivo de crítica de opositores: preadjudicaciones de obra pública a empresas de Nicolás Caputo, íntimo amigo de Macri. La constructora SES.SA recibió en una misma semana de marzo tres licitaciones por 285.779.756.

«SES es contratista del Estado desde hace 25 años. No hay ninguna denuncia por supuestas irregularidades», se defienden en el gobierno porteño. Ocaña, asimismo, pide revisión: «Licitaciones no cambian. Habría que revisar, discutir pliegos y permitir la competencia. Es la base de la corrupción».

También Larreta soportó críticas del legislador Gustavo Vera, que lo acusó de impulsar «una dictadura discrecional inmobiliaria» al referirse a la flamante Agencia de Bienes que creó la jefatura porteña. Sin embargo, todas las políticas vinculadas al espacio público y su explotación de privados, obtuvo el aval de la Legislatura, donde Pro aceitó negociaciones con diferentes bloques opositores.

«Larreta es desarrollista, no es Macri. Tiene el mejor presupuesto social desde el regreso a la democracia. Una cosa es solicitar títulos de propiedad de la villa 31, como lo hizo [Gabriela] Michetti y otra diseñar un plan de integración social y urbana», distingue Alejandro Amor, defensor del Pueblo. Antes de asumir en 2014 en la Defensoría, Amor era legislador del FPV y uno de los hombres fuertes del sindicato de municipales porteños.

Amor no es el único sindicalista con el que Larreta mantiene una muy buena relación. Con Omar Viviani lo une el mercado y regulación de licencias de taxis, por eso el rechazo oficial al desembarco de Uber, y con Víctor Santa María lo liga el Consejo de la Propiedad Horizontal, ahora derogado.

Rodríguez Larreta asumió como jefe de gobierno luego de ser jefe de Gabinete de Macri durante ocho años. La transición, no obstante, reconoce, no fue sencilla. Con el salto de dirigentes a despachos nacionales o provincia de Buenos Aires, promovió a dirigentes que apresuraron su aprendizaje sobre la gestión y les ordenó eludir conflictos ajenos al territorio porteño. Con esta estrategia, Larreta bajó el perfil, corrió el foco de atención hacia Macri y Vidal, y salió airoso de situaciones incómodas, como la trágica fiesta Time Warp, preadjudicaciones a empresarios cercanos al poder, protestas de Uber o postergada aplicación del protocolo antipiquetes. Si por él fuera, opinaría únicamente de su tarea en la ciudad. Sutil maniobra que evidencia el cambio de época.

15 Comunas

La ciudad tiene 15 comunas cuyas juntas de autoridades se eligen cada cuatro años, conjuntamente con la elección de jefe de gobierno. Desde 2011, Pro mantiene hegemonía: dirigentes macristas presiden 15 juntas comunales

45,5% de votos obtuvo Pro en 2015

Horacio Rodríguez Larreta ganó la primera vuelta electoral con este porcentaje. Como es necesario obtener la mitad más uno de los votos, dirimió el poder en un ballottage con Martín Lousteau (ECO), que obtuvo 25,5. Definición mano a mano: 51,6 contra 48,4 a favor de Larreta

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