En las próximas horas, el interbloque del Frente de Todos en el Senado, comandado por José Mayans, comenzará a activar la estrategia de rechazo a la Ley ómnibus y al paquete fiscal, en medio de dos grandes internas. Por un lado, por la votación del martes en Diputados, y por el otro, por las críticas a una legisladora camporista que rompió el pacto luego del polémico aumento de dietas de la Cámara alta.
Hubo abstenciones y apoyos a dos puntos de la Ley Bases: la reinstauración del Impuesto a las Ganancias y el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). A esto debe sumarse la cuestión de los impuestos al tabaco, que generó fuertes controversias en la Cámara baja y un sector de la oposición finalmente logró incorporarlo al texto.
Cabe recordar que en la última sesión que se concretó en el recinto del Senado, el kirchnerismo llegó al encuentro con libertad de acción para votar a los embajadores políticos de Javier Milei. Allí, todos acompañaron los pliegos del Gobierno libertario para no mostrarse divididos. Asimismo, la bancada arrastra también la decisión de haberse abstenido el pasado 13 de diciembre para votar autoridades y repartirse las comisiones, que quedaron en manos del oficialismo y de la oposición anti kirchnerista.
Hace unas semanas, este embrollo fue apaciguado cuando se rechazó en la Cámara alta el mega DNU que desregula la economía. Sin embargo, luego vino el polémico aumento de dietas. El Frente de Todos fue una de las únicas fuerzas que mostró disciplina partidaria y respetó el acuerdo que tenían casi todos los bloques.
Recientemente, la segunda del interbloque, la camporista Anabel Fernández Sagasti, había deslizado en su entorno y en medios provinciales que donaría parte de su dieta a escuelas, lo que provocó furia en varios compañeros de la bancada que preside Mayans. Incluso, entre los más adheridos a la visión kirchnerista.