Sin educación, no hay país
Por Federico Angelini, Diputado Nacional JxC / Vicepresidente del PRO
Junto a varios legisladores de Juntos por el Cambio hemos pedido declarar a la educación como servicio esencial, a partir de las sucesivas paralizaciones que ha sufrido la escuela, sea por parte de los gremios docentes o por responsabilidad entera de los diferentes niveles de gobierno al adoptar ridículas cuarentenas durante los años 2020 y 2021.
Hay que entender que la falta de gestión para una mejor educación es la raíz de todos los problemas que venimos acarreando como país. Con el gobierno de Mauricio Macri, había un rumbo claro, un plan a seguir, que esperamos pueda retomarlo Patricia Bullrich a partir del 10 de diciembre de 2023. Pero lamentablemente hemos retrocedido a niveles alarmantes con el actual Ejecutivo, cuyo programa educativo es adoctrinar militantes y no formar alumnos.
El gobierno ha dejado que se derrumben los avances en materia de enseñanza y hoy tenemos niños y jóvenes con problemas serios para interpretar textos y también para resolver cuentas matemáticas básicas.
Santa Fe, hoy con bandera kirchnerista, es un claro ejemplo de cómo se ha abandonado la gestión y la inversión en educación. La infraestructura escolar, así como los programas curriculares, han quedado obsoletos, con el peligro que ello conlleva tanto para la integridad física de los alumnos como para su inserción laboral a futuro.
Las autoridades hoy se preocupan más por improvisar medidas o artilugios que, de alguna manera, les permita omitir la repitencia y facilitar mecanismos de aprobación con el objetivo de maquillar datos de gestión y forzar a que las estadísticas den a favor.
El Peronismo está enfocado en destruir el mérito, la evaluación y el valor del esfuerzo para fomentar el sustento de vida en un Estado que te asiste eternamente, sin pedir contraprestación alguna. Así, hoy, la prioridad gubernamental es bajar una línea ideológica a las escuelas, más que enseñar lengua o matemáticas. Y eso se refleja en un daño casi irreparable para las familias y los más jóvenes.
En agosto, presentamos en Rosario un sondeo realizado por la organización Docentes por la Educación en escuelas públicas y privadas de Santa Fe, en el que el 94% de los docentes afirmó que la educación en la provincia no genera hábitos de estudio, esfuerzo ni auto-superación en sus alumnos. Además, el 82% aseguró que es habitual que los alumnos promuevan de año sin haber aprendido los conocimientos del mismo y casi el 40% aseveró haber sido testigo o víctima de situaciones de violencia grave o traumática en el ámbito escolar.
Es decir, populismo puro que juega con la educación y, por tanto, con el futuro de las generaciones que hoy tendrían que estar formando espíritu crítico y capacidades aggiornadas a las demandas laborales del siglo XXI, con un plan de enseñanza que sí pueda avalar ciertas flexibilidades, pero en el marco de una estrategia pensada para cada alumno, no para la conveniencia del gobierno de turno.
A su vez, todo esto acompañado y respaldado por dirigentes sindicales que nada les interesa promover mejores niveles educativos, sino que únicamente están focalizados en incrementar sus cuotas de poder y sus bolsillos, en detrimento, incluso, de lo que declaran pública y descaradamente defender. De hecho, en octubre pasado, el exministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, estuvo en Rosario y afirmó que desde 1983 hasta la fecha, en Argentina hubo más de 1.100 días de paro docente, lo que equivale a más de seis años y medio sin clases.
Si a eso le sumamos una cuarentena que mantuvo las escuelas cerradas durante más de un año, incluso en localidades en las que no se detectaban circulación comunitaria del virus covid, claramente, estamos ante una situación de alarma extrema en cuanto al escaso lugar que la educación ocupa dentro de las prioridades del gobierno. ¿Hace falta insistir en que no se puede seguir perdiendo días de clase y que los chicos no pueden continuar siendo rehenes de dirigentes irresponsables, que no entienden que sin educación, no hay país posible?