8 de noviembre de 2024

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Sobre la paternidad, el sentido de la vida y la desocupación biológica. Por Aquiles Zambrano

Ser padre da miedo. Si tus objetivos no se cumplen, y te nace el primer bebé, te puede dar una pálida, incluso la pálida puede durarte varios años. Ser padre da miedo, pero el tema es que la situación te enfrenta a una serie de cuestiones que antes de ser padre no te planteas.

Cuestiones, varias cuestiones… De las filosóficas, como por ejemplo pasar a un estado de positividad, en el sentido de pasar a ser propositivo, concepto opuesto al de ser negativo, es decir, crítico o revolucionario. Cuestiones de las políticas, porque el revolucionario está incompleto, al revolucionario le falta algo y por eso no entiende lo que está puesto, es decir, lo positivo, y por eso es negativo, por eso crítica y quiere cambiar lo que está. La forma más relajada de ver la paternidad… bueno, es como tener un perro, o un gato, pero elevado a la 100.

Hay una serie de consideraciones biológicas, desde el punto de vista darwiniano: la transmisión de información, en primer lugar genética, y en segundo lugar cultural, garantiza la supervivencia del grupo y en última instancia de la especie. Es un instinto, pero además es algo que da sentido a la vida. Ser padres da sentido a tu vida. Mucha feminista, mucha lesbiana, mucho homosexual, mucho hedonista, gente llevada por la concupiscencia de los corazones, como dice el niño predicador, no encuentra el sentido de la vida, o lo supedita a la búsqueda de placer inmediato, porque no se reproducen. Entonces se dedican a las drogas, al amor libre y otras formas de entretenimiento.

Con esto no quiero decir que todas las feministas y homosexuales sean una suerte de desocupados biológicos, dominados por un instinto de autolimitación a su reproducción. Hay gente que quiere y no puede tener hijos, hay gente que simplemente no quiere tener. Claro, les da miedo, es natural. No obstante, si eliges no tener hijos, te surge un problema derivado. ¿Cómo le das sentido a tu vida, cómo llenas el vacío de la existencia, como diría un Sartre? Por cierto que Sartre y Simone de Beauvoir no tuvieron hijos, que yo sepa. Quizás el existencialismo no habría tenido lugar si Sartre se hubiese dedicado a la paternidad; quizás Simone no habría sido la feminista recalcitrante que fue si hubiese sido madre de un hijo varón; quizás no podían tener hijos, o Simone era tan insufrible que consideraba la maternidad un mandato patriarcal, quien sabe. Lo cierto es que hay varias alternativas a la reproducción que pueden llenar el vacío.

Tomemos el caso de un escritor vivo, que leí mucho y del que aprendí algo, Michel Houellebecq. Michel Houellebecq quizás no quiso tener hijos porque consideró la reproducción de la especie humana un error. Quizás no pudo tenerlos, me gustaría preguntarle, tendríamos una conversación estupenda. En su lugar, Michel, según mi recuerdo de sus libros, planteó cierto hedonismo como alternativa. Puso de relieve algo fundamental: el desarrollo de los anticonceptivos y su masificación permitieron a la mujer deslindar el sexo de la función reproductiva. La tecnología de los anticonceptivos hizo que ahora los Sapiens no garchen solo para reproducirse, como fue durante miles de años, cuando no existía el condón y la píldora anticonceptiva o ni siquiera se conocía como funcionaba el aparato reproductor; ahora los Sapiens garchan también por puro entretenimiento. Esa es una idea fundamental, que explica buena parte de los feminismos y discursos hedonistas LGBT.

También está la reproducción científicamente dirigida, todo el amplio rango de la tecnología genética que está haciendo cosas increíbles, pero eso merece una nota aparte. Acá estamos hablando de ser padres, y de algo que inconscientemente hacen aquellos que deciden no tener hijos. Los que no pueden tener hijos hacen otra cosa, adoptan, o crían los hijos de alguna hermana o hermano. Algo así ocurrió en mi familia: la hermana de la abuela no pudo tener hijos y la abuela, en compensación, supongo, porque nunca le pregunté, tuvo 7, y le delegó el cuidado de los 3 mayores a la hermana que no podía tener, un poco para distribuir las cargas, otro poco en solidaridad de hermanas.

Los que no pueden tener hijos, adoptan, pero los que pudiendo deciden no tenerlos se dedican, muchos de ellos, sobre todo hablo de los escritores y filósofos, o a muchos de los grandes científicos sin hijos, como Isaack Newton o Inmanuel Kant, se dedican, digo, a desarrollar y transmitir alguna valiosa información. Houellebecq no tuvo hijos, en su lugar, escribió una obra literaria tremenda, que, desde el punto de vista de la teoría de la información, es una manera de transmitir a próximas generaciones un cuerpo de ideas complejas, como la molécula de ADN. Lo mismo podríamos decir de otro eminente filósofo vivo, Yuval Harari. Harari es abiertamente homosexual, y se dedica a lo mismo, si lo pensamos desde el punto de vista de la teoría de la información: su data genética, que no transmite a la próxima generación, lo hace a través de su obra.

Claro que Harari podría alquilar un vientre, como Ricky Martin, tiene varias alternativas científicas para reproducirse siendo homosexual. Los homosexuales pueden reproducirse, pero tiene poco o ningún sentido que lo hagan, si lo pensamos. Chamigo, preña una muchacha si lo que quieres es reproducirte, te sale más barato que alquilar un vientre o hacer un in vitro. Los homosexuales tienen un costo de reproducción mayor, y está bien que así sea, porque no tiene sentido que formen familia. Los que no pueden tener hijos naturalmente y sí quieren tenerlos también tienen las mismas alternativas científicas, y a ese grupo se le podrían bajar los costes desde la política. Programas de fertilidad e inseminaciones in vitro para familias heterosexuales que sí quieren tener hijos y no pueden naturalmente, pagados por el estado, por ejemplo, en vez de gastar en tratamientos de cambios de género, es más racional.

¿Qué podemos concluir de todo esto? Bueno, por lo pronto que hay alternativas para todos.  Una alternativa para llenar el vacío de la existencia, y dar sentido a una vida, por ejemplo, consiste en insertar un libro en el archivo de la raza humana, un concepto o una idea o una hazaña o una empresa,  un artefacto como el bisturí con punta de diamante o el cohete Tronador, no sé, pero en algún momento te tienes que plantear qué vas a dejar, qué es lo que quieres dejar en el mundo, porque tu vida individual es limitada. Si no te lo planteas, estás incompleto, eres un desocupado biológico o simplemente no has madurado. No te preocupes, ya te va a caer la ficha.