Un final anunciado del que la provincia debe responder ya. Por Lorena Matzen
Por estos días, en un final anunciado, nos encontramos con la renuncia masiva de los Jefes de Servicio de los hospitales de la provincia. Un hecho gravísimo, por su origen en la falta de respuestas oficiales y el agotamiento con el que cargan después del enorme esfuerzo desplegado estos nueve meses, pero también por las serias consecuencias sobre la salud de rionegrinas y rionegrinos que la misma conlleva, frente a la reapertura de actividades y la proximidad de la temporada turística.
El Gobierno Provincial debe, en forma inmediata, dar una respuesta a esta situación y estar a la altura de las circunstancias respecto al inmenso compromiso que ellas y ellos asumen cada día en el trabajo que llevan adelante, asumiendo las tareas específicas de la primera línea de contención para cuidarnos frente al avance de la pandemia.
La precaria situación del sistema de salud pública en la provincia, nos viene alertando desde la situación laboral y salarial de los trabajadores y profesionales y la escasez de recursos, desde el primer día de la pandemia. Sin embargo, la anomia y la falta de una política pública vinculada a la materia que demuestra día a día el Gobierno Provincial, no deja de alarmarnos.
La situación que atraviesa el sector es crítica tanto desde el punto de vista sanitario como psicológico y de afectación temporal y por ello, no debe el Estado agregarle una incertidumbre económica sino muy por el contrario trasmitirle la certeza de que está a su lado, no solo en los insumos y elementos de protección necesarios, sino también en los ingresos salariales a la altura de las circunstancias.