Reza el viejo refrán que una foto vale más que mil palabras. Desde que sucedió el atentando contra Cristina Kirchner, varios fueron los rumores sobre lo oportuno que sería ver a la ex presidenta en una foto con Mauricio Macri.
Una instantánea que, más allá de las diferencias abisales que existen entre ambos, dejara un claro mensaje de que la política es confrontación de ideas, antagonismo, discrepancia, pero acaso también conceso, diálogo. Que la democracia en sí, implica entender que hay otro que mira distinto, pero aun así se puede construir.
El primero que insinuó esto fue el diputado radical Facundo Manes, quien a las pocas horas del hecho tuiteó: “Qué bueno y ejemplar sería, en un día como hoy, ver juntos a nuestros ex presidentes en un gesto histórico para poner un freno a la violencia”.
Si bien la foto que sin dudas recorrería el mundo no se dio, todavía no hay que cerrar las puertas. Recientemente en declaraciones radiales el Senador el senador Oscar Parrilli, quien se sabe tiene un de trato cotidiano con la Vicepresidente, fue el que deslizó que aún hay chances de que el encuentro se concentre.
En este sentido afirmó que CFK “nunca ha puesto límites para nada«. Sin embargo, evitó hacer «elucubraciones» respecto a un eventual contacto. «El tiempo lo dirá, pero ella no ha puesto límites”, respondió al ser consultado por El Destape Radio sobre esa posibilidad.
“¿No es descartable?”, le repreguntaron. “No, para nada”, respondió uno de los dirigentes más cercanos a la líder oficialista.
Vale mencionar que la propia Vicepresidenta no cerró la puerta en su última aparición pública cuando sostuvo que «la gracia» de la discusión política «es juntarse con los que piensan distinto y ver, si al menos en economía, podemos tener un acuerdo mínimo».
Gestos que hablan por sí solo
Claro está que no sería la primera vez que un gesto de este tipo se diera en el ámbito político (Nacional e Internacional). La grieta existió, existe y existirá siempre, pero hubo líderes que supieron cuándo “frenar” y dar un gesto de grandeza.
Recordado es el discurso del radical Ricardo Balbín, presidente de la Unión Cívica Radical en 1974, en el velorio del general Juan Domingo Perón. Ante el féretro custodiado por ganaderos y un Congreso colmado de gente tanto en el interior como en el exterior, se despidió del ex presidente.
El político habló en representación de la UCR y demás partidos en un momento de inmenso dolor para el pueblo argentino. Balbín había perdido las elecciones de septiembre de 1973 ante Perón. Pero aquel 2 de julio, aseguró: «Este viejo adversario despide a un amigo».
Más acá en el tiempo, la imagen de Alfonsín y Menem juntos en la Quinta de Olivos es otro ejemplo.
Moría el año 1993 y en medio de esas indefiniciones, Menem y Alfonsín ser reunieron cara a cara y sellaron el denominado “Pacto de Olivos”, uno de eventos más importantes de la democracia. El nombre de este acuerdo proviene del lugar en donde se llevó a cabo, la quinta presidencial de Olivos y se firmó el 14 de noviembre de 1993.
Este acuerdo fue un símbolo aprobado como un trámite por la convención nacional de la UCR y por el Congreso nacional del partido justicialista que consolidó en el 1994 la reforma de la Constitución Nacional. Si bien se realizaron diversas modificaciones en la Carta Magna una de las más relevantes a tener en cuenta fue permitir la reelección presidencial.
Si miramos más allá de los límites de la Argentina, una de las imágenes más interesante de la historia fue la tomada el 13 de septiembre de 1993, cuando Isaac Rabin y Yasir Arafat estrecharon sus manos frente a la Casa Blanca. Ese día israelíes y palestinos firmaron los Acuerdos de Oslo para la paz en Cercano Oriente, algo que lamentablemente nunca pudo concretarse. Pero esa instantánea fue un mensaje de Paz que permitió creer en las utopías.
Puede sumarse, si se quiere, a este listado basta recordar los vestigios de lo que fue el Muro de Berlín. Lleno de grafitis alusivos a su historia, resalta el más famoso de todos, denominado: El Beso y nacido de la mano del artista ruso Dimitri Vrubel. Aquella foto que se replicó en cuanto arte conceptual uno imagine es el paso obligado de turistas al llegar a tierras alemanas.
Tuvo lugar en 1979 en honor al 30 aniversario de la República Democrática Alemana (RDA), y sus protagonistas fueron el líder soviético Leonid Brézhnev y el presidente de la RDA Erich Honecker. Durante los años 70, hay que recordar que en plena guerra fría y con el muro ya erigido, la URSS había puesto en marcha la “Doctrina Brézhnev”, que permitía cualquier intervención militar sobre cualquier Estado parte de la URSS.
Mientras que, al mismo tiempo, Honecker impulsaba una serie de reformas económicas en la RDA que habían llevado a la RDA a un llamado “socialismo de consumo”. Al mismo tiempo profundizando el sistema socialista con la idea cada vez más lejana de reunificar Alemania, en aquel tiempo dividida en la RDA (Alemania oriental) y RFA (Alemania occidental).
Y claro, en este sentido, Honecker y Brézhnev se necesitaban mutuamente. Por un lado, la autoridad militar ayudaría a mantener el orden en caso de cualquier revuelta social. Y por el otro, estas nuevas medidas de consumo que mejoraban la calidad de vida de la población realzaban las bondades del socialismo ante la vista de los críticos occidentales.
En aquel entonces, los líderes de los Estados socialistas tenían la tradición de mostrar esa fraternidad socialista sellando pactos, tratados, aniversarios o encuentros con otros líderes de esta manera.