Un gran abrazo argentino por Leonardo Grosso
Asume nuestro gobierno. Después de casi dos meses del triunfo electoral y de mucha ansiedad, llegó el día de hacernos cargo del presente y el futuro de la Argentina. Es momento de dejar atrás las diferencias profundas para ponernos a trabajar en un destino de bien común para todos y todas los argentinos y las argentinas.
El daño que se hizo fue muy profundo. El gobierno de Cambiemos nos deja un país con un 40 % de pobreza, o sea, más de 5 millones de nuevos pobres y una inflación de 60% anual. Nos deja una deuda externa de casi el 100% del Producto Bruto Interno, y nos deja sumergido en una profunda grieta social que dijeron que venían a resolver y que no hicieron más que profundizarla.
También quiero resaltar, porque vivo en San Martín, primer cordón industrial del conurbano bonaerense, que las políticas económicas de los gobiernos de Vidal y Macri produjeron el cierre de casi 3500 Pymes en la provincia de Buenos Aires y muchas de las que no cerraron bajaron su capacidad productiva un 50%. Por lo tanto, también nos queda una provincia y un país con menor potencial industrial y con un alto desempleo, suspensiones y reducción de horas de trabajo.
Con estos índices, a partir de hoy nuestro espacio político asume los destinos de un país plagado de dificultades, que tendrán que ser abordadas con una responsabilidad política y social que no tuvo Cambiemos en estos últimos 4 años. Y va a ser un desafío para todos y todas nosotras.
La principal de esas responsabilidades es un gran acuerdo político y social, una mesa plural con espíritu convocante amplio, donde confluyan todos los sectores de la sociedad y se tracen objetivos responsables para poner a la Argentina de pie, pensando en el bienestar de todas nuestras familias.
Durante 4 años las y los argentinos fuimos engañados, traicionados, por un Gobierno que prometió un país maravilloso y no cumplió con ninguna de esas promesas. Que además de gobernar mal, no convocó a ningún tipo de diálogo. Nos llevó a una crisis que tuvimos que afrontar con el esfuerzo de compañeras y compañeros que trabajaron incansablemente en comedores, merenderos, instituciones intermedias y barrios para que nuestro pueblo pueda comer.
Tenemos la esperanza, el deseo y la capacidad de crear un futuro distinto en el cual los pibes y las pibas vayan a la escuela a estudiar y no a comer. Una Argentina sin hambre es urgente. Es la primera deuda que tenemos que pagar.
La Argentina que viene va a ser una Argentina sin divisiones, una Argentina que deje atrás el dolor constante, que genere certidumbre y que nos permita de una vez por todas poder unirnos en un gran abrazo de todos los argentinos.
(*) Diputado nacional por el Frente de Todos.