La obra es resistida por los vecinos movilizados en asambleas y junta de firmas y motivó un pedido de informes al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, aprobado por la Legislatura porteña.
Delimitada por las calles Moreno y Catamarca, y las avendidas Belgrano y Jujuy; la manzana 66 de la circunscripción 9 luce como tierra arrasada desde que, a fines del año pasado, se demolieron los 20 inmuebles emplazados y quedaron en pie las fachadas, algunas muy antiguas y señoriales.
Según la información que manejan los vecinos, en el terreno valuado en 28 millones de dólares, una empresa privada que produce espectáculos musicales construiría un microestadio con casi el doble de capacidad que el Luna Park y salida subterránea al subte H, con galería comercial, hotel 5 estrellas y 3 niveles de cocheras.
Y si bien aún no fue presentado el plan de obra, la existencia del proyecto fue confirmada por el inversor Ake Music y Mauricio Macri.
“Los beneficios no serán para los vecinos, que veremos más deteriorar nuestro barrio con resultados desastrosos para nuestra calidad de vida”, aseguró Gloria Llopis Ortiz, de la Asociación Buenos Vecinos Once.
Los argumentos para oponerse son múltiples y variados. A los fundamentos legales, como la violación al Código de Planeamiento Urbano que significaría su construcción en una manzana mayormente catalogada como residencial; se suman los medioambientales: habría contaminación sonora, vibraciones adicionales en antiguas construcciones agrietadas por la línea H y mayor acumulación de basura.
Pero además, los autoconvocados aseguran que un microestadio agravaría aún más la situación propia de un barrio con problemas de vulnerabilidad social, que convive con el funcionamiento de dos hospitales, varias clínicas y numerosos centros educativos.
Por último, aseguran que se vería seriamente afectado el tránsito, ya de por sí dificultoso. “Faltan espacios verdes, polideportivos, guarderías, jardines maternales; muchas cosas más antes que un estadio”, agregó.
Cuando no salen a manifestarse, los vecinos se reúnen en la cercana Parroquia Madre del Redentor, cuyo párroco, el sacerdote Ricardo Daniel León es parte activa en la movilización y fue uno de los protagonistas del abrazo simbólico que unos 200 vecinos realizaron el pasado sábado al predio.
“Así, sería una manzana muy riesgosa”, aseguró León.
Un vecino con más de 30 años en el lugar, Jaime Fisher, apuntó: “queremos prevenir y que, lo que sea que se construya, sea una manzana sana”, agregó.
El reclamo de los vecinos fue retomado por el legislador porteño Pablo Bergel (Bloque Verde-Alameda), que presentó un proyecto de pedido de informes aprobado ayer en el recinto.
La solicitud apunta a contar con documentación respecto del “proyecto de arquitectura, evaluación de impacto ambiental, dictamen de la dirección de Interpretación Urbanística y Consejo del Plan Urbano Ambiental y desarrollador inmobiliario”.
Según argumentó Bergel, su pedido resulta de que “no se comprobó si el inmueble era anterior a 1941 protegido patrimonialmente” y “porque los vecinos desconocen el destino que se dará al predio, cuál será el proyecto arquitectónico e impacto que tendría en la población”.
“La Ciudad se manejó una vez más con el secretismo habitual”, afirmó Bergel.
“Se inscribe en el proceso de gentrificación: dicen que atraen inversiones con renovación urbana en zonas deprimidas pero no hay ninguna medida de contención para la inclusión de los que allí viven, sino expulsándolos”, concluyó.
Consultado, el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri aseguró: “nos plantearon la intención pero el proyecto todavía no está ni presentado”.
No obstante, mostró su apoyo al asegurar: “es una buena ubicación: la Ciudad necesita un estadio de otras dimensiones, más moderno, no como el Luna Park que se quedó en el tiempo”.
Por su parte, el dueño de Ake Music, Aquiles Sojo, dijo: “la idea es construir a fin de año, está todo muy avanzado” y la obra estaría lista a mediados de 2017.