¿Y si suspendemos las PASO?
El próximo 11 de agosto hay elecciones. Se realizarán las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para que los frentes diriman sus candidatos nacionales y provinciales. Ningún partido nacional tiene más de un postulante a presidente. La provincia de Buenos Aires, unida a los comicios nacionales, tampoco tendrá internas para gobernadores. Y en la Ciudad de Buenos Aires no habrá competencia para definir a los postulantes a la Jefatura de Gobierno.
¿Tiene sentido que se realicen estas elecciones? ¿Vamos a votar en primarias entre candidatos que no disputan primarias? ¿Para qué sirven, entonces, las PASO?
El régimen de primarias abiertas y obligatorias nació en 2009 para evitar el «dedazo» de la corporación política que permitía que tres o cuatro pesos pesado de los partidos digitara a gusto y piacere los nombres de los candidatos. Buena intención.
La ley de lemas, una especie de competencia interna en la propia elección abierta, tenía el mismo sentido, pero se pervirtió. El viejo sistema pretendió ser superado por las PASO para invitar a propios y ajenos a dirimir liderazgos.
No vale la pena hacer historia, pero si bien en la mayoría de las experiencias electorales mucho no funcionó este mecanismo, fue un buen intento. El cuadro de situación hoy es bien claro: van a haber elecciones hacia adentro de los partidos sin que en su interior haya nada que decidir.
Los que saben explican que las PASO son una especie de primera vuelta electoral, una encuesta seria antes de la verdadera primera vuelta de octubre de 2019, con chances de una segunda en noviembre. Pero hay un detalle: las PASO nos van a costar la friolera de $3000 millones, según adelantó Infobae.
¿Cómo? ¿3000 millones para una elección que no elige nada? Así es.
Cristina Kirchner usó el dedo con Alberto Fernández, Axel Kicillof y Verónica Magario. ¿El Consejo Directivo del PJ? Bien, gracias.
Mauricio Macri usó el dedo con Miguel Ángel Pichetto. ¿Los radicales que clamaban apertura y Carrió que insistía con el contrato moral e institucional? Buenas noches.
María Eugenia Vidal eligió a Salvador porque sí, igual que sus contendientes.
Y en Capital Federal Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Mariano Recalde y Gabriela Cerruti no competirán contra nadie.
Dedo. Díganle consenso, pero no habrá internas.
El criterio de someter la calidad institucional a la aritmética de los números de los recursos es muy peligroso. Jamás un proceso «democratizador» tiene que quedar a merced del recorte del gasto público. Pero, a la vez, es un atentado contra esa misma calidad de las instituciones que deben mirar la realidad: erogar $3000 millones en medio de la crisis económica fenomenal que se vive es tan miope como negar la realidad.
El dilema de la casi totalidad de las decisiones políticas (y humanas, ¡cómo no!) es ponderar un derecho, una situación justa sobre otra que puede ser otro derecho o un caso también parcialmente justo. Si no hay nada que elegir, ¿merece semejante gasto para cumplir formalmente con la ley que vino a derogar el dedazo elector a pesar de que el gran dedo goza de fulgurante salud?
No se pueden frenar las PASO a esta altura. Merece una ley del Congreso. En 2003, el país apenas reconstruido de la desintegración de 2001 vio adelantadas las elecciones por el presidente Eudardo Duhalde. El peronismo no llegaba a hacer internas (no había PASO pero sí comicios para los afiliados) y tres hombres querían ser candidatos bajo el amparo del escudo del PJ. La jueza con competencia electoral de entonces, la misma María Servini de hoy, autorizó a Néstor Kirchner, Carlos Menen y Adolfo Rodríguez Saá a competir bajo el bendito y reclamado amparo peronista, por única vez.
No se puede porque hay cargos locales que se disputan. ¿Listas de concejales que valen 3000 millones?
Una vieja profesora de derecho de Rosario decía que frente a un caso extraordinario, un buen abogado, miraba primero la solución justa y luego la norma. «El taparrabos jurídico para la justicia siempre aparece», explicaba.
¿Y si todos los diputados y senadores se reúnen ya en el Congreso (de paso lo visitan para que recuerden cómo es) y proponen una norma extraordinaria para este caso extraordinario que suspenda por única vez las PASO a la espera de dar un debate profundo -que hace falta- el año que viene? ¿Y si los apoderados de los partidos, de todos, se presentan ante la jueza Servini y piden un pronunciamiento meramente declarativo al respecto?
Para eso, los mismos que afilaron el dedo que se introdujo letalmente en la anatomía de las PASO deberían demostrar grandeza y sintonía con la realidad de 50% de pibes menores de 17 años bajo la pobreza (por sólo ejemplificar) y pensar con sentido común. Porque eso es lo primero. El taparrabos jurídico siempre aparece.
Por Luis Novaresio para Infobae